amurrio. Lo bueno se acaba pronto. Amurrio afrontó ayer su séptima y última jornada festiva en honor a Nuestra Señora de la Asunción y San Roke, tras una noche en la que la juventud de la villa sacó a la calle toda su imaginación en forma de carrozas tiradas por enormes tractores. El resultado del ya tradicional desfile de cuadrillas no pudo conocerse hasta pasadas las dos de la madrugada, debido a la rotura del eje que sufrió una de las creaciones. No obstante, Policía municipal, soldadores y voluntarios trabajaron a una para que el espectáculo pudiera continuar, ante un numeroso público que hizo gala de su paciencia y saber estar.

Al final, el barco de Chanquete de los Euskotarrak se hizo con la primera posición, seguido de la original playa de Dantza Lagunak, y la impresionante máquina de vapor de la estación de tren de Harry Potter que crearon los de El Boli. El cuarto puesto fue para la carroza del orgullo gay de los Trot-Art, que contó hasta con disc-jockey; mientras que el quinto se lo llevaron los Herriarenak con una réplica de la Casa Landazuri, mediante la que reiteraron su demanda de un gaztetxe para el municipio.

Ayer, en cambio, tocaba reponer fuerzas y las principales actividades del día se desarrollaron en las campas de la ermita de San Roke, que desde las nueve de la mañana comenzaron a llenarse de decenas de amurrioarras dispuestos a participar en los concursos de tortilla de patatas y bacalao al pil-pil, organizados por el club de montaña local Mendiko Lagunak, para el último día de fiestas.

Cazuelas, bombonas de butano, botellas de todo tipo de líquido, peladuras de patata y cáscaras de huevo regaban un recinto salpicado de grupos de personas, de todas las edades, que disfrutaron de lo lindo de la jornada gastronómica. Muchos fueron los grupos de jóvenes que, tras días de juerga continuada, aprovecharon las campas de este envidiable entorno natural para dar un merecido descanso al cuerpo. Falta hacía.

miles de raciones Mientras, los 18 participantes en el XXXVII certamen de bacalao al pil-pil y los nada menos que 73 del décimo tercero concurso de tortilla de patata daban los últimos retoques a sus platos, antes de presentarlos a la una del mediodía. Un poco alejados del barullo se encontraba la veintena de aficionados a la gastronomía de la localidad que, desde las ocho y media y entre delantales, siete enormes cazuelas, brasas y parrillas, se encargaba de realizar la comida popular de las tres de la tarde, a base de arroz, morcillas, vino y pan. "Hay para 1.400 raciones, al precio simbólico de 1,5 euros el plato, y tenemos otra cazuela en reserva con otras 400 raciones que haremos en función de cómo veamos la cosa. Si sobra lo llevaremos al colegio de niños con discapacidades psíquicas de Menagarai, aunque llevamos varios años que no quedan ni las migas ", explicaron los cocineros.

A las 14.30 horas se hizo entrega de los premios de los concursos gastronómicos, según las puntuaciones que habían otorgado en la cata los jueces expertos en la materia. En el certamen de bacalao al pil-pil resultó vencedor de la categoría general la cuadrilla Katarna de Respaldiza. En local, el máximo galardón fue para los Herriarenak, quedando la primera posición de la sección de cuadrillas de fiestas para los Euskotarrak. Por su parte, en el certamen de tortilla de patata vencieron Patxi e Iñaki, mientras que Laura de Herriarenak se hizo con el primer premio a las cuadrillas de esta modalidad.

A las cuatro de la tarde, pequeños y mayores pudieron disfrutar de la ya tradicional romería con el grupo Ganeko y, tres horas después, llegó la hora de descender al centro del pueblo para acudir a los últimos actos del programa festivo, que consistieron en partido de fútbol, teatro de calle y una verbena de la mano de Orots. Con ella llegó el momento de acompañar a Iguarrako en el vuelo de retorno a su guarida, con el encendido de bengalas y el disparo de baterías pirotécnicas. La despedida de la mascota, que se perdió de vista en la noche llevándose consigo los chupetes de los txikis del lugar, vino precedida de un novedoso desfile de disfraces, a cargo de vecinos. Un auténtico broche de oro a siete días de desenfreno. Datorren urte arte!