nanclares de la oca. Las fiestas en agosto son como el pan de cada día. Esta semana, Nanclares de la Oca se ha sumado a la lista de localidades alavesas que celebran sus fiestas patronales. Tras lanzar el cohete con la bajada del Brujo al son del volteo de las campanas el pasado miércoles, ayer les tocó el turno a los más pequeños. Era el momento de que la versión txiki, también aldeano de carne y hueso, realizara su descenso en el parque Lehendakari Aguirre, al ritmo de la fanfarre Gesaltza, Inaxio, La Txata, Patxi y Tronchabuches. Allí aguardaban todos los niños de la localidad, muy ilusionados a la espera de su personaje, pertrechados con botellas de vino espumoso. Y así, a las 14.00 horas, estalló el jolgorio entre la chavalería, deseosa de pasárselo bien, como demostró con sus peleas y travesuras con los cabezudos, con sus bailes y gritos.

Para entonces, eso sí, los niños de Nanclares ya habían calentado motores. Era su día y así se apreciaba en la cantidad de actividades del programa, todas con los txikis como principales protagonistas de la jornada. Una de las principales, el parque infantil Euskal Jaiak, abierto desde las 12.00 horas, en el que lo que más llamó la atención de los chavales fue una piscina con bolas que permitían caminar sobre el agua. Además, a lo largo de la mañana hubo un taller para aprender a elaborar talo, ese aperitivo vasco tan significativo que los participantes también pudieron comer.

A pesar de ser el día de los más txikis, los mayores tuvieron hueco en el abarrotado programa festivo, con actividades como el concurso de caza de perros de muestra en la zona del Castillo Almoreta, dianas y pasacalles a cargo de la fanfarre Gesalza y una Santa Misa cantada por la Coral Santorcariz con la tradicional bendición de las peras y la procesión del Santo Patrón. A la una del medio día, hubo Herri kirolak en la avenida Langraiz, junto a una exposición de maderas, hachas, sierras, materiales antiguos para trabajar este material, así como una exhibición de afilado y entramado de sierras, labrado y serrado.

Como punto intermedio de esta ajetreada mañana se realizó una comida popular, en la que se tuvo en cuenta la asistencia de adultos y pequeños para la elaboración del menú. Tras la comilona, de nuevo hubo actividades para todas las edades. A las 17.00 horas se abrió de nuevo el Euskal Jaiak, con juegos tradicionales de madera con el que los niños y nos no tan niños pudieron disfrutar y agilizar su ingenio. La piscina, de nuevo la más solicitada, sufrió una transformación para poder navegar por ella con unas tranquilas barquitas. Al mismo tiempo, en el Centro Socio Cultural de Álava, el Grupo de Teatro Almoreta realizó una nueva recogida de productos para el banco de acogida de alimentos de Álava y así poder ayudar a los más necesitados.

A última hora de la tarde, el conocido monologuista Rubén Torres puso el punto de humor al día con su espectáculo en la plaza. A continuación, tras las risas, Los Boinas repartieron en el Río de Antón morcilla popular a los presentes. La guinda de la jornada la pusieron un espectáculo piromusical a cargo de la Pirotecnia Valecea, realizado en la calle Navarra, y una verbena en la plaza con la popular orquesta Escorpio. Hoy, más diversión, con el concierto de Jarabe de Palo como plato fuerte.