Elvillar. Vecinos de todas las edades participaron ayer en un akelarre en la plaza de Elvillar, que fue seguido con gran interés y emoción por una verdadera multitud de vecinos y visitantes. Desde hace unos cuantos años, el dolmen de La chabola de la Hechicera acogía cada verano una representación del akelarre de brujas, lo que obligaba a muchas personas a desplazarse hasta ese lugar y volver luego a la plaza de la localidad para vivir el comienzo de fiestas. Esa operación obligaba a montar una importante infraestructura de aparcamientos, reserva de zona para el espectáculo, equipos autónomos de electricidad, sonido e iluminación y especialmente una gran intranquilidad para las autoridades municipales, ya que la carretera de acceso no es muy ancha y en algunas zonas apenas hay espacio para que se crucen dos coches.

Este año, además, el dolmen, que ha sido espectacularmente restaurado, no está para ser pisado por muchas personas, así que desde el Ayuntamiento y las asociaciones se pensó en realizar el akelarre en la plaza de la villa. La puesta en escena resultó un éxito, aunque todavía necesita algunos ajustes de coordinación, y una oportunidad para que lo disfrutara todo el pueblo sin el sacrificio de desplazarse. El espectáculo recuerda la detención por parte de la Santa Inquisición de unas brujas y su condena a morir en la hoguera, una actividad típica de la institución eclesial que basaba sus procedimientos en supercherías y denuncias sin contrastar.

Sobre el escenario, la propia plaza, varios grupos de personas simularon la vida cotidiana en un pueblo como Elvillar, con niñas y niños saltando a la comba y otros grupos sentados en círculo. En las casas se adjudicó a varias mujeres la tarea de planchar, lavar o preparar la comida. Dos jóvenes, al frente de una txalaparta, fueron poniendo la música a los momentos más álgidos de la representación. La parte final del akelarre fue la más vistosa, con danzas compuestas para la ocasión y presididas por un macho cabrío al que incluso se había dotado de zancos curvos metálicos. Parte de la danza transcurrió con los actores, pero al final se fueron incorporando los espectadores hasta formar un enorme grupo danzando al mismo tiempo. Al término de la representación, y tras tres cohetes que no parecían decir más que se había acabado el akelarre, se quemó una impresionante colección de fuegos artificiales que fueron saliendo de las traseras de la iglesia llenando el cielo, junto a la torre campanario, de colores. Mientras tanto, la Hechicera descendía desde la torre de la iglesia hasta el edificio del Ayuntamiento.

La gente salió muy satisfecha. Unos porque habían visto a sus hijos o nietos actuar en esa tradicional representación, y otros por haber tenido la ocasión de contemplarlo desde sus propias casas. Además, buena parte del pueblo ha participado en la organización de este evento, ya que todos los disfraces y el atrezzo que se utilizan en la representación han sido diseñados y construidos por la gente de Elvillar. Para hoy se ha previsto la celebración de San Roque con misa y procesión con las danzadoras, una degustación de chistorra y la celebración del concurso de cestas con hortalizas.