A pesar de su relativo tamaño, el tejido empresarial alavés da para mucho. Es pionero en diversos sectores industriales y responsable de productos tan singulares como las bancadas que pueblan la mitad de los aeropuertos del mundo o unas lentillas para combatir las cataratas que lideran el mercado mundial desde el parque Tecnológico de Álava, por ejemplo. Se trata de emblemas de una filosofía empresarial a la que ahora se pretende adherir otra compañía, esta vez vinculada al emergente deporte del pádel a través de la construcción de sus canchas. La firma en cuestión es Josalpe y está impulsada por Josetxu Peña y Juan Antonio Íñiguez de Heredia, vitorianos que hace cinco años decidieron aprovechar su experiencia en este deporte -Peña es árbitro desde hace una década- para analizar las "múltiples deficiencias" que presentan la mayor parte de las pistas en todo el Estado.
La razón no es casual. A fecha de hoy ninguna de las canchas está homologada porque tampoco existen empresas homologadas para ello. Hasta el pasado 7 de julio. Ese día, después de un semestre de "farragoso" papeleo burocrático, esta firma alavesa se convertía en la primera empresa reconocida por la Federación Española de Pádel para construir canchas homologadas bajo los parámetros establecidos y asesorar a esta misma Federación en asuntos relacionados con las pistas y los materiales. "La idea es unificar los criterios existentes en el mercado", sostiene Peña.
La génesis del sello FEP obtenido se remonta al año 2008, cuando esta pareja de industriales inició una relación comercial con una firma ya desaparecida que se dedicaba a la instalación de superficies deportivas para fabricar estructuras de chapa y hierro bajo su particular criterio. Una forma de hacer que arranca a su vez en Calderería César, una compañía asentada en el polígono industrial de Betoño donde Íñiguez de Heredia diseña estructuras con estos mismos materiales.
Así que de lo que se trataba ahora era de adaptar la experiencia en los campos del pádel y la calderería para diseñar la pista perfecta. "Entendimos que podía haber un nicho de mercado y nos lanzamos a ello", recuerda Peña. En ese contexto llegaron las primeras pruebas y prototipos. Pistas limpias de deficiencias vinculadas a la estabilidad, la calidad de los acabados o la mala colocación de los cristales, que en muchos casos tampoco están homologados. "Deficiencias" que incluso en Vitoria han dado lugar en los últimos años a varios "sustos" y "lesiones", principalmente cortes, que por algún motivo nunca han sido denunciados.
La cancha propuesta por Josalpe trata de evitar este tipo de incidencias y para ello ha patentado diversos sistemas que inciden en ello como el tensado de la red, los anclajes, los acabados perfectos y, sobre todo, un minucioso y artesanal sistema de construcción que garantiza la seguridad y estabilidad de la pista. También los cristales, añaden sus creadores, están homologados. Se trata de vidrios templados de 12 milímetros de grosor que soportan un 70% más los impactos y garantizan un bote de la bola un 30% superior a los diez milímetros
20 canchas instaladas El resultado final es una cancha "segura" de 3.400 kilos de estructura y otras tres toneladas de cristal que se monta en tres días y que cuesta, de media, unos 30.000 euros. Quizá un precio elevado -la competencia en este sector es tan alta como el baile de sus presupuestos- pero no discutible para los responsables de esta compañía, que hasta la fecha han instalado cerca de 20 pistas en Álava y en las comunidades autónomas de Navarra, Asturias o La Rioja "con un nivel de incidencias nulo", aclaran.
En un escenario emergente como el del pádel, que sólo en Álava cuenta en la actualidad con varios clubes y 46 canchas oficiales, además de las que existen en urbanizaciones privadas, las perspectivas de esta compañía son halagüeñas en la medida que el compromiso de la Federación Española de Pádel en favor de las canchas homologadas es evidente y exhaustivo. Tanto, que en los próximos años ningún club de todo el Estado podrá acoger la celebración de un campeonato oficial sin la preceptiva homologación de sus instalaciones. La decisión se tomó hace dos años y forma parte de un minucioso trabajo por parte de la FEP de aunar todos los criterios para el buen desarrollo del pádel, "buscando un único camino que es lograr la mayor seguridad posible a partir de la construcción con los materiales de mejor calidad", señala una circular oficial de la Federación que preside Miguel Medina.
Una ambiciosa propuesta que quiere hacer hincapié no sólo en elementos externos como la red, la iluminación o el césped, sino también en el propio material con el que se juega como las pelotas o las palas, que ya se están analizando a partir de la experiencia del Instituto de Biomecánica de Valencia. Por todo ello, se ha creado el sello FEP, un paso más para evitar lesiones innecesarias y preservar la seguridad de los jugadores, abunda su página web. Y el primer constructor de todo el Estado en conseguirlo ha sido Made in Álava.