Vitoria. Hasta que no concluyan las dos investigaciones en marcha -una judicial y otra técnica- sólo hay hipótesis y suposiciones sobre las verdaderas causas del accidente ferroviario que el miércoles por la noche causó la muerte a 80 personas. Pero la velocidad excesiva y una imprudencia o un fallo del maquinista toman peso como explicación del siniestro, sobre todo desde que se empezaron a difundir las primeras imágenes del descarrilamiento. Ayer el juez ordenó la detención del maquinista, que previamente había sido imputado, mientras se investiga por qué, según reconoció el conductor, iba a 190 kilómetros por hora, más del doble de la velocidad permitida. Está previsto que hoy el magistrado le tome declaración.

Las imágenes del vídeo conocido ayer son impactantes. El tren toma la curva antes de pasar por debajo de un puente. La locomotora se tambalea. El segundo vagón golpea contra el muro que separa la vía de una carretera elevada. Y vuelca la locomotora, arrastrando tras ella al resto de los vagones, que impactan también contra la pared. Todos los vagones se salieron de los raíles y quedaron desperdigados en la zona. El vídeo, del que no se ha podido contrastar su origen, recoge sólo diez segundos en los que se ve la aproximación del tren a gran velocidad.

Algunos medios de comunicación apuntaban que las imágenes han sido grabadas por una cámara de seguridad de las vías del tren, si bien fuentes de Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) no confirmaron que la grabación proceda de alguna de sus cámaras. "El vídeo es real, no es un montaje", aseguraron las fuentes.

Tanto las imágenes como algunos testimonios convierten el exceso de velocidad en la principal hipótesis que se baraja como causa del accidente, el primero en una vía de alta velocidad que se registra en el Estado español. A esto hay que sumar que el maquinista del tren admitió que el convoy iba a 190 kilómetros por hora en el momento del siniestro, en un tramo en el que la velocidad máxima está limitada a 80 kilómetros por hora. El magistrado del Juzgado de Instrucción Número 3 de Santiago, a cargo de la investigación del accidente, ordenó ayer a la Policía custodiar las cajas negras, así como la recuperación de documentos e informes que permitan, una vez recibidos, "dar continuación a la instrucción iniciada".

"A 200 por hora" El juez también ha ordenado a la Policía tomar declaración al maquinista, en condición de imputado, en el hospital donde permanece custodiado, pero "no se ha producido paso a disposición judicial alguno". De hecho, fuentes judiciales, indicaron que no se prevé que lo haga en las próximas horas.

El maquinista, Francisco José Garzón Amo, de 52 años y con 11 de experiencia, publicó en marzo de 2012 una foto en su cuenta de Facebook en la que presumía de haber alcanzado los 200 kilómetros por hora. En su cuenta de la red social, que ya ha sido borrada, el maquinista colgó una foto en la que podía verse un velocímetro cuya aguja señalaba los 200 kilómetros por hora. En los comentarios que acompañaban la instantánea, el propio Francisco José Garzón confirma la velocidad alcanzada y dice que "el velocímetro no está trucado". "Estoy en el límite, no puedo correr más, si no me multan", señala en otro comentario.

Este miércoles, casi año y medio después de aquel alarde de velocidad, en una comunicación por radio mientras conducía el tren siniestrado el maquinista gritó "¡voy a 190!", según dijeron fuentes de la investigación. "Descarrilé, qué le voy a hacer, qué voy a hacer", dijo también el maquinista Francisco José Garzón, quien, después de ayudar a algunas de las víctimas en el lugar del suceso, fue ingresado en el Hospital de Santiago.

Se desconoce si el profesional alcanzó esa velocidad por un fallo técnico o por un fallo humano. La investigación en marcha tendrá que determinarlo. El Sindicato de Maquinistas insistió en que es pronto para determinar las causas del accidente y aseguró que todo siniestro suele estar causado por "una serie de circunstancias". Al frente del tren había otro conductor más que también sobrevivió. El testimonio de ambos será clave para averiguar qué propició el accidente, junto a la caja negra del tren.

Un fallo en los sistemas de seguridad de la vía es otra de las hipótesis manejadas en los primeros momentos, pero ayer fuentes de Adif señalaron que la infraestructura de señalización en el punto del accidente estaba "perfectamente respecto a la señalización" y "en su funcionamiento" y "con todas las revisiones al día".

La Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF) ya ha iniciado la investigación que analizará todas las variables técnicas y mecánicas que han podido concurrir en el accidente. Esta comisión -constituida en 2007- tarda una media de entre siete y nueve meses en elaborar sus informes, a tenor del plazo empleado en los últimos años para los distintos incidentes registrados en la red ferroviaria estatal.

Por lo que respecta a las víctimas causadas por el descarrilamiento, la prioridad de las autoridades era la identificación de todos los pasajeros, la comunicación de su estado y localización a las familias, y la entrega de los cuerpos de los fallecidos.

Responsables de la Xunta de Galicia señalaron ayer por la tarde que esperaban que al final de la jornada "si no todos, la inmensa mayoría" de los muertos podían estar identificados sin necesidad de proceder a labores complementarias. Apuntaron que de momento no se conocen las nacionalidades de las víctimas, entre las cuales podría haber extranjeros. Tampoco descartaron que "aparezcan más víctimas".

Ayer diez grupos forenses trabajaban a marchas forzadas para completar las autopsias. Las labores de reconocimiento de las víctimas se basan en la identificación por huellas, en el ADN y a través del análisis dental en el caso de los cuerpos que presentan más dificultad por su estado. Un equipo de apoyo psicosocial proporcionaba asistencia personal a las familias en los lugares donde eran informadas del estado de sus parientes y donde se hacían cargo de los cuerpos.