ayala. Los baserritarras de toda la provincia llevan todo el mes recogiendo la hierba de los pastos con la que alimentarán a sus animales a lo largo del crudo invierno, así como las espigas de trigo para elaborar harina. Una labor que, desde la llegada de las primeras cosechadoras y maquinaria agrícola moderna, se lleva a cabo de una forma mucho más llevadera y con gran ahorro de tiempo. Aunque no siempre ha sido así. La siega de los cereales, su acarreo y trilla posterior en las antiguas eras, con útiles de labranza manuales desconocidos para las nuevas generaciones, era no hace muchas décadas, un trabajo que requería del esfuerzo de toda la familia en largas jornadas en el campo, trabajando de sol a sol.

Muchas de esas herramientas -como zoquetas, hoces o guadañas- se conservan como tesoros del pasado reciente en museos etnográficos de todo el valle de Ayala, como el de Artziniega o el que está tomando forma en el Refor de Amurrio gracias al trabajo de las asociaciones Artea y Aztarna. Pero ¿cómo se utilizaban estos aperos?

Quien quiera conocerlo de primera mano no tiene más que acercarse, a partir de las 16.30 horas de hoy viernes, al barrio Ulizar de la localidad ayalesa de Maroño. Y es que allí se va a llevar a cabo una demostración de siega de trigo a la manera tradicional, que se ha convertido en una festiva cita anual para todos los vecinos de Ayala y alrededores. No en vano, nació de una iniciativa popular con el objetivo de homenajear "a quienes tanto han trabajado estas tierras", explican desde la organización. Al tiempo, piden a quienes acudan que "aparquen sus vehículos alrededor de la iglesia".

Esta actividad no será más que el primer paso de un proceso que, tras el trillado y la molienda del grano en el molino de Añes, culminará con la elaboración de pan. Todo de forma artesanal y tradicional.

En cualquier caso, ésta no es la primera vez que el municipio de Ayala organiza una exhibición para recordar los modos en que nuestros abuelos trabajaban los campos. De hecho, el público que acudió el pasado 15 de mayo a la feria de San Isidro Labrador que acogió la localidad de Respaldiza, tuvo el privilegio de presenciar como dos ganaderos de Salmantón, ayudados por una pareja de bueyes terreños uncidos por un colorista yugo, araban un campo a la antigua usanza.

Feria de antaño Otros que también tienen acostumbrados a los visitantes a presenciar los modos de la vida de antaño, sacando a la calle la ingente cantidad de piezas que atesoran, son los integrantes de la asociación etnográfica Artea, gestora de Artziniega Museoa. No en vano, en el Mercado de Antaño del año pasado -la XVI edición tendrá lugar el próximo 14 de septiembre- ocuparon de forma literal 200 metros cuadrados de Barrenkale o calle de Abajo, junto a la fragua y estanco, para mostrar parte de su patrimonio y dar a conocer de forma didáctica, práctica y lo más fiel posible a las técnicas de antaño, la elaboración del pan, desde la siega y recogida del trigo en gavillas, pasando por la trilla y la molienda, para finalizar con el amasado de la harina y el horneado del pan.

La zona principal estuvo dedicada a la preparación de la tierra y el trigo, y consistió en una exposición de herramientas de labranza tales como rozadera, azadas, layas garguillos, brabante, trapa y grada, empleadas para preparar el campo. Tampoco faltaron hoces, desorillador, gavillas y trillo, todos ellos usados en la posterior siembra y recolección. Junto a ellas se habilitó un horno donde se iba cociendo el pan, que previamente amasaban in situ, elaborado con la harina de trigo que molían con el que, sin duda, fue la joya de la exposición: un molino fluvial a escala, con sus correspondientes piedras, que -según explicaron- "acabamos de incorporar al patrimonio del museo y ésta ha sido su presentación en sociedad. Nos lo ha donado un vecino de Armentia en Vitoria". En la cita también se elaboraron rosquillas de forma artesanal. A ver con qué nos sorprenden este año.