vitoria. La historia de la natación alavesa ofrece muy pocos ejemplos de saltadores de trampolín y, desde luego, ninguna tradición en esta modalidad. A pesar de ello, goza desde hace 54 años de una espectacular plataforma de saltos que rara vez alberga competición alguna. Esa magnífica estructura, inspirada en una plataforma similar de Roma, cuenta con cinco trampolines y se encuentra en las instalaciones de la Fundación Estadio. Ayer jueves, como todos los años a estas alturas, abrió al público por unas horas la mayor de sus lanzaderas. Una peana situada a diez metros de altura que volvió a cautivar a los más intrépidos, en su mayoría jóvenes. Jon Ander Cantero, de 18 años, fue el primero en saltar. Lo hizo al filo de las 18.15 horas, en medio de una gran expectación y tras firmar el preceptivo documento de responsabilidad. Apenas un segundo después de su mortal hacia atrás emergía de la pileta con la satisfacción del debutante, una mezcla de miedo y adrenalina "difícil de explicar". Tampoco hubo demasiadas florituras en el resto de saltadores que le sucedieron, que fueron unos cuarenta, según la organización.

Los mortales, triples saltos y tirabuzones quedaron para los profesionales del Real Club Canoe de Madrid que horas antes impartieron una master class en la misma piscina olímpica. La experiencia formó parte de la tradicional jornada que cada año dedica el Estadio al fomento del salto. Un loable intento por resucitar esta modalidad en Álava a pesar de que la realidad sea otra bien distinta, sugiere José Luis Uriondo, el primer saltador vitoriano que militó en el Club de Natación Judizmendi. "Es un deporte muy sacrificado y a veces incómodo; se pasa demasiado frío ahí arriba", sostiene con ironía al otro lado del teléfono. Durante muchos años Uriondo formó pareja con otro saltador local ilustre como Ignacio Albaina, por lo que ambos son voces autorizadas para advertir que este tipo de saltos "no son ningún juego". "He visto accidentes gordos en profesionales, de modo que imagínese cuando se trata de un aficionado", recuerda el saltador. A juicio de este experto, dos son las claves que siempre han de primar cuando uno sitúa las puntas de sus pies en el precipicio de los diez metros: el entrenamiento y la concentración. "Sin ellas son más que plausibles las roturas de muñecas o las dislocaciones de hombros", advierte con experiencia. Hace 54 años, José Luis Hidalgo, del Canoe, inauguró la temida plataforma y se proclamó Campeón de España de Saltos, a pesar de que Santiago Arcediano, autor de La natación en Álava, apunta que fue un obrero apodado El gafe quien tuvo el honor al caer al agua mientras apuraba la obra. Ayer el joven Cantero repitió la historia a su manera. Sin medalla, eso sí, pero con un "subidón de la leche".

l Inauguración. Agosto de 1959,

con motivo de la 49 edición del

Campeonato de España de Natación.

l El primer saltador. José Luis Hidalgo, exdirectivo del Club Canoe.

l Trampolines. La estructura

cuenta con una palanca de un metro, dos trampolines de tres metros

cada uno, y dos plataformas de

cinco y diez metros.

l Diseño vanguardista. La estructura estuvo inspirada en el

'trampolino' del Kursaal del balneario italiano de Ostia (Roma), construido en 1952, demolido en 1974 y reconstruido de nuevo en el año 1997.