Bilbao. El caso del falso maestro shaolín a dado un nuevo paso adelante. La instrucción ha descartado por completo que haya más víctimas mortales a excepción de la colombiana Jenny Sofía Revollo, de 40 años, y de la nigeriana, Ada Otuya, de 29 años. De este modo, la investigación policial se centra solo en estas dos muertes y descarta nuevas víctimas. Al menos eso es lo que afirman los numerosos autos judiciales que conforman el caso. Este diario tuvo acceso a esta información ayer después de que la jueza titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Bilbao, encargado de la investigación, decretara el levantamiento del secreto sumarial; un férreo control decretado por la magistrada de la instrucción que se implantó con la intención de evitar filtraciones a los medios de comunicación.
Los crímenes del centro de artes marciales Zen4 salieron a la luz el pasado mes de junio de forma fortuíta cuando dos ciudadanos dieron la voz de alarma después de haber presenciado como un hombre, al parecer Juan Carlos Aguilar, introducía a la fuerza a una mujer en el interior del gimnasio ubicado en el número 12 de la calle Máximo Aguirre. Se trataba de Ada Otuya de 29 años a quien los agentes de la Ertzaintza encontraron prácticamente muerta como consecuencia de los golpes recibidos, maniatada con bridas y con una cinta en el cuello. Junto a ella, encontraron al ahora detenido de pie, con el torso desnudo y las manos ensangrentadas.
Desde que salió a la luz, este caso ha sobrecogido a la opinión pública como consecuencia de la aparición de nuevas evidencias que llevaron a creer a los agentes que participan en la investigación que el detenido era, presuntamente, un posible asesino en serie.
No en vano, en el registro posterior a la localización de Ada, la Policía encontró un total de seis bolsas de plástico que contenían restos humanos en su interior; restos pertenecientes a Jenny Sofía Revollo, a la que al parecer mató y descuartizó en ese mismo lugar a comienzos de junio.
La Ertzaintza comenzó entonces un exhaustivo registro en el gimnasio durante el cual desmontaron literalmente el centro para hallar cualquier pista o resquicio de más víctimas. Los investigadores protagonizaron una semana de inspecciones no solo en el gimnasio, también en el vehículo del detenido y en su vivienda de la calle Iturriza en busca de evidencias. Precisamente, tanto en el piso como en el gimnasio, los agentes localizaron un número importante de imágenes y grabaciones de otras mujeres. Según fuentes consultadas por este periódico se trata de imágenes "desagradables" con un "alto contenido violento y sexual". Si bien, estas mismas fuentes aseguran que la investigación ha permitido localizar a todas las mujeres que aparecían en las imágenes y que "todas se encuentran bien". "No hay indicios de que pueda haber más víctimas", sostuvieron dichas fuentes.
Es por ello, que se ha descartado la existencia de otras muertes.