IRUÑEA. Los montones de corredores, de los que se tiene constancia ya en el año 1878, son una de las incidencias más temidas en el encierro, ya que a la peligrosidad inherente a los astados se suma el riesgo de que se produzcan aplastamientos de corredores.
La carrera de hoy, la séptima de las fiestas, transcurría con normalidad hasta su parte final. Los Fuente Ymbro, como es habitual ahora en el encierro de Iruñea, cubrían uno tras otro los tramos a enorme velocidad y sin crear mucho peligro, salvo por algunas caídas y trompicones de mozos.
Cuando la manada recorría la calle Estafeta, a la entrada a la plaza de toros se producían ya numerosas caídas de corredores y un incipiente montón, que se agravó cuando, de manera inexplicable, una de las grandes puertas dobles que dan acceso al coso se cerró, reduciendo a la mitad el espacio disponible para los mozos.
El montón de corredores ha ido creciendo mientras aumentaba exponencialmente la angustia de los mozos, que sabían que los toros se dirigían hacia ellos. Los dobladores, que capote en mano aguardan en la plaza la llegada de los astados para llevarlos a chiqueros, trataban, ayudados por otros corredores, de sacar a los mozos atrapados en el montón.
Como era inevitable, los astados se toparon a la entrada a la plaza con un muro de corredores que les impedía el paso y junto a los cabestros quedaron atrapados, aunque por fortuna los Fuente Ymbro no embistieron a los mozos. Solo un corredor ha recibido un puntazo en la axila y su estado no reviste gravedad y el otro herido por asta, en este caso en el glúteo, ha sido corneado en Estafeta.
Se han vivido momentos angustiosos mientras los corredores trataban de escapar del montón, en ocasiones arrastrándose sobre la muralla humana, mientras toros y cabestros empujaban por detrás intentando entrar a la plaza.
Finalmente, la manada ha sido introducida en el callejón de la propia plaza, en una imagen inédita en el encierro de Pamplona, y tras recorrer un breve tramo de este estrecho pasillo ha entrado en la plaza por otra de las puertas y conducida a los chiqueros.
El montón se ha ido disolviendo poco a poco y la angustia iba en aumento cuando algunos corredores eran conducidos a hombros en estado inconsciente a la enfermería de la plaza, desde la cual los heridos, una vez evaluado su estado, eran trasladados en ambulancia al Complejo Hospitalario de Navarra.
En total, han sido 21 los traslados al hospital, dos de ellos de corredores con traumatismos torácicos y síndromes respiratorios. El herido más grave es un joven de Gasteiz de 19 años que se encuentra en la UCI.
El de hoy ha sido un nuevo episodio de uno de los incidentes más peligrosos del encierro de Iruñea, los montones de mozos en el callejón de la plaza de toros, donde en una fecha tan temprana como 1922 hubo cerca de cien heridos en una montonera de corredores.
Los montones en el encierro se fueron sucediendo hasta llegar a una década especialmente trágica en este sentido, la de los años setenta.
Así, en 1970 se produjo un montón en el callejón que se saldó con cuarenta mozos heridos, uno de ellos de gravedad, y en 1975 se formó una nueva montonera en este punto del encierro, en el que hubo 16 heridos graves y un fallecido, Gregorio Górriz. Otros 35 heridos se registraron en un montón que se produjo dos años más tarde, en 1977, en el que murió asfixiado un corredor, José Joaquín Esparza.
El último montón importante había tenido lugar en el año 2004, cuando los toros de Jandilla saltaron por encima de un montón que se produjo en el callejón, pero dos de ellos se dieron la vuelta y cornearon a cuatro mozos, uno de ellos el conocido corredor del encierro Julen Madina.