la labor de toda oposición política debe ser la de controlar al equipo de gobierno y fiscalizar sus acciones. El diputado general alavés afirma, sin embargo, que en las Juntas Generales la bancada contraria se dedica a "devaluar" su labor. Con ese argumento, Javier de Andrés trata de defenderse de quienes le acusan de haber llegado a la mitad de su mandato en blanco, sin proyectos propios, obviando que si las críticas coinciden tanto es que algo de su gestión chirría. Los portavoces de PNV, EH Bildu, PSE-EE y EB-Berdeak sostienen que el territorio lleva dos años parado por la falta de iniciativa del mandatario popular, sumiso a su vez a las directrices de Madrid en cuestiones tan sensibles como Garoña, Foronda o el fracking.
"Álava tiene un Gobierno foral que lleva dos años sin iniciativa y a la espera de que la crisis pase sola", critica el PNV. Los nacionalistas consideran que la "falta de liderazgo" de De Andrés ha obligado a la oposición a capitanear la gestión del territorio con propuestas y acuerdos. De todos los pactos, los jeltzales recuerdan la aprobación hace ahora un año de 76 resoluciones presentadas por ellos mismos que están permitiendo que la provincia "haga frente a la actual situación económica". Resulta imposible olvidar a ésas más de 28.000 personas que dibujan la cola del desempleo, una galopante cifra de parados "que exigen medidas y soluciones que la Diputación no está dando".
Cierto es que la continua bajada de la recaudación no ayuda. El PNV admite que esta circunstancia, de la que la Diputación no puede escapar, está "dificultando la gestión y financiación propia de las entidades locales del territorio". Eso sí, los nacionalistas se arrogan el mérito de haber "subsanado esta situación en cierta medida", aprobando en las Juntas Generales y a propuesta suya que se reparta entre los municipios alaveses más de 31 millones de euros recuperados de la devolución de las vacaciones fiscales. Ese dinero que De Andrés ha exigido a los ayuntamientos que usen con responsabilidad, preocupado por que lo pudieran aprovechar para gastos ordinarios y hasta para las fiestas patronales.
De todos los acuerdos protagonizados por el PNV el más destacado ha sido, no obstante, el relativo a las Cuentas de 2013. El proyecto presupuestario del PP quedó fuera de juego a finales del año pasado por los votos en contra del PSE y EH Bildu y la abstención de los nacionalistas, pero a principios de año se recondujo la situación. Tras los favores mutuos en la Diputación vizcaína y el Ayuntamiento vitoriano, jeltzales y populares pactaron sobre una norma foral un gasto extra en la prórroga de 5,2 millones de euros. Una cantidad destinada por sus responsables al fomento del euskera, la financiación municipal, el impulso al empleo y el tejido asociativo cultural, social y deportivo del territorio. "Los Presupuestos constituyen la mejor herramienta para hacer frente a la crisis", argumenta el PNV.
EH Bildu cree que ese pacto con la formación nacionalista ha dado a De Andrés la suficiente estabilidad como para quitarse la careta y evidenciar su "escaso interés por llegar a acuerdos" con el resto de grupos junteros. Por eso mismo, "en el último año se ha visto, con el apoyo incondicional del PNV, al PP más rancio, el PP de Wert, Aznar y Esperanza Aguirre". De ahí que al segundo partido de la oposición no le sorprenda, aunque indigne mucho, que el diputado general "actúe de delegado del Gobierno de Madrid en Araba, aplicando las reformas que se diseñan en Génova". Iniciativas propias no han visto los abertzales en el líder popular, pero sí una "fe ciega" en el modelo que proponen sus jefes mientras "espera a que la situación se arregle por arte de magia".
Esa sumisión al Ejecutivo de Rajoy se traslada a muchos ámbitos. En asuntos tan delicados como el futuro de la central nuclear de Garoña o el proyecto del fracking, De Andrés "ha acatado sin miramientos" las decisiones de las altas esferas de su partido. "Lo ha hecho también en materia fiscal, donde se limita a calcar las decisiones de Madrid o de Bizkaia", critica EH Bildu. El diputado general alega, en su defensa, que lo mejor para Álava en el actual momento es abanderar "un proyecto no localista", respaldar sus intereses "desde la perspectiva más global" que ofrece el Gobierno central.
Aunque no haya el margen económico de antaño para dirigir el territorio, siempre existen formas y formas de priorizar el gasto. La formación abertzale acusa al PP de dirigir el Instituto Foral de Bienestar Social con políticas "regresivas basadas en cargar el peso de las tareas del cuidado en las mujeres", como supone "la progresiva eliminación del Servicio de Ayuda a Domicilio". En materia cultural, EH Bildu lamenta que la Diputación haya "desmantelado" el tejido cultural y creación artística de la ciudad para fomentar el formato espectáculo. Al menos el Departamento de Euskera ha cogido aire, después de que la presión de la oposición "impidiera el fin de la red de técnicos de promoción de la lengua vasca" en los pueblos alaveses.
El grupo juntero Socialistas Vascos no se desvía del discurso general de la oposición. Los dos años de legislatura han retratado a "un Gobierno sumiso ante las decisiones dañinas, en lo económico y social, del Ejecutivo de Mariano Rajoy, incapaz además de hacerse valer ante los suyos propios". La portavoz del PSE en Juntas, Cristina González, se refiere a la pérdida de la licencia 24H de Foronda, la incertidumbre sobre Garoña, la falta de inversiones para el territorio en el Presupuesto del Estado, las rebajas en la Ley de Dependencia, el peligro de desaparición de las entidades locales menores... "Es difícil recordar algo que haya impulsado en solitario el Gabinete De Andrés que haya supuesto en este tiempo alguna noticia en positivo para Álava y los alaveses", apostilla González. Promesas electorales había, y buenas, pero "el PP ha frustrado todas las expectativas que había generado". Los socialistas advierten de que "ha aumentado el paro, cada vez hay más personas con dificultades, y la incertidumbre de los jóvenes y de los pensionistas sobre su futuro es más sombría". Frente al esfuerzo por idear propuestas que protegieran a los más débiles e incentivaran la actividad económica, González cree que De Andrés y su equipo se han limitado a "ser meros gestores de los recortes y desmantelar el modelo social" que mantenía Álava.
Muy crítica, la portavoz socialista concluye que nos encontramos ante un Gobierno "fiel reflejo de un diputado con gran gusto y satisfacción por ocupar el espacio mediático, pero insuficiente y estéril a la hora de liderar el espacio político y dar solución a los problemas de la gente y de aprovechar las posibilidades económicas y sociales de Álava". Tal vez su minoría le esté lastrando, incapaz de acordar más que una norma complementaria para dar algo de aire a la prórroga presupuestaria.
Las quinielas de la portavoz de EB-Berdeak no se equivocaron. "Está siendo una legislatura muy previsible en lo que a acuerdos y apoyos se refiere. Un programa guiado por los dictados del Gobierno de Mariano Rajoy y paralelo en acciones al Gobierno de José Luis Bilbao en la Diputación vizcaína. Rajoy marca las grandes líneas mientras Bilbao dicta en materias propias de Diputación la estela a seguir, como por ejemplo en fiscalidad", expone Nerea Gálvez. A su juicio, este panorama ha llevado a que el territorio quedase detenido, "como un tren en vía muerta a la espera de que alguien silbe y mueva la maquinaria en la decisión correcta".
Eso sí, la representante de EB-Berdeak no se esperaba un Ejecutivo foral "tan impasible y estático". Gálvez ve a un diputado general y un equipo de gobierno "dóciles, incapaces de defenderse o protegerse ante cualquier injerencia en la política" de nuestra provincia. Como el PSE y EH Bildu, no puede dejar de reprochar la posición del líder popular ante Garoña, Foronda o el modelo territorial. "Los alaveses esperamos una posición proactiva de quienes nos gobiernan, pero contrariamente a lo esperado, De Andrés permite que sea el portavoz nacionalista quien lidere esa batalla, regalándole su puesto mansamente".