UnA mañana espectacular de sol y suaves temperaturas acompañó a los cerca de cinco mil visitantes que se acercaron hasta la Feria del Caballo de Ondategi que, una edición más, mostró hasta quienes llegaron a esta localidad los valores culturales de las zona, ligados a la cría de ganado, especialmente del caballo de monte de Álava, las danzas y la artesanía.

Para que nada interrumpiera el paseo peatonal, la organización había cortado el paso de vehículos por las calles habilitando numerosos aparcamientos en varias campas a la entrada del pueblo y atendidas por vecinos voluntarios. Una breve caminata por un camino de hierba llevaba hasta el casco urbano y desde allí al espacio donde se celebró la fiesta, o mejor dicho, a una sucesión de diferentes espacios decorados de acuerdo con lo que se iba a celebrar en cada lugar. Como es tradicional, la feria concitó el interés de numerosos ganaderos de varias poblaciones que acudieron con una buena cantidad de caballos que se organizaron por ganaderías para que la gente pudiera vez las diferentes variedades que hay del mismo tipo de caballo.

Los ganaderos charlaban con la gente que se acercaba a ver los animales y entre ellos, Ignacio comentaba que "la situación para los ganaderos es mala, porque la carne no se está vendiendo al precio que hay que vender. Y es que aquí no coge fuerza, no se come carne de caballo, o se come poco". Para Ignacio "es complicado lograr que los consumidores elijan la carne de caballo. Cogemos unos hábitos y estamos acostumbrados a comer carne de ternera más que esto y cuando se cogen esos hábitos cuesta mucho cambiarlos".

El hecho de que hace pocos años la raza del caballo de montaña estuviera en riesgo de extinción es algo que vuelve a planear sobre la cabeza de los ganaderos, porque "es muy complicado mantener estos caballos", sobre todo porque tampoco hay un relevo generacional con demasiado entusiasmo. El hijo de Ignacio, Ion, sí lo tiene claro: "A la gente le gusta más la fiesta y esto se relaciona con trabajar mucho para poca rentabilidad. A mí sí me gusta y aquí me quedo para ver qué pasa".

Estos caballos viven en campas y están muy bien alimentados, tanto con piensos como con la hierba natural, "aunque en invierno hay que ayudarles llevándoles forraje". Una vez criados para carne, "el kilo se está vendiendo a tres euros y para ser rentable se tendría que estar vendiendo, como mínimo a cinco", se lamenta Ignacio, aunque reconoce que reciben ayudas de la Diputación: "Eso sí, cada vez son menos, como está pasado con todo", apunta.

Mientras una parte del público paseaba por delante de los corrales donde estaban los caballos, así como unas terneras, bajo uno de los gigantescos robles del lugar el grupo de danzas mostraba algunas procedentes de la comarca de Zuia, con las presentaciones del popular Anemias, que tampoco podía faltar en esta celebración. La muestra de danzas culminó con un enorme txulalai en el que participaron numerosos visitantes.

Mientras eso sucedía en un extremo de la zona del pueblo donde se había organizado la feria, en otra los chiquillos disfrutaban con unos hinchables, incluido el de NOTICIAS DE ÁLAVA, aunque lo que de verdad extasiaba a los pequeños eran los animales. Mayer, una niña visitante contaba que "la feria es muy bonita y nos gusta mucho a todos". Los caballos les parecían "raros, y más ése de ahí, porque son muy grandes algunos y además tienen marcado algo en el lomo". Su primo, Galder, coincidía en que eran "unos caballos muy bonitos y también hemos visto cabras y ovejas". Los pequeños, ambos de diez años, que estaban acompañados por otros dos más pequeños, comentaban que solían salir los fines de semana por los pueblos para disfrutar de estas manifestaciones. "Prefiero vivir en el pueblo, en la ciudad hay más contaminación", apostillaba Mayer.

a lomos del caballo A las doce y media se anunció el comienzo del partido de horseball, un deporte que mezcla conceptos del polo y el baloncesto. Dos equipos de cuatro jinetes cada uno juega con una pelota que tiene varias asas para poder ser cogida del suelo y también transportada de una manera más cómoda. El objetivo de sus carreras sobre el campo es meter esa pelota por unos aros con red colocados verticalmente. Por lo menos en la muestra que se ofreció ayer, los caballos no eran los alaveses de montaña sino unos animales de equitación que hicieron las delicias de los espectadores, aunque uno de ellos se lesionó al perder una herradura y tuvo que ser relevado por otro brioso corcel.

También en ese momento comenzaron las actividades de los deportistas vascos, así como los paseos por los numerosos puestos de artesanos que se habían dado cita en la zona, aunque un público cada vez más numeroso se fue congregando en la zona del bar al aire libre, colocado bajo un roble milenario que llenaba de fresca sombra un enorme espacio. Sobre la una y cuarto y mientras una txaranga llenaba de melodías el ambiente de fiesta, los componentes de Bolilur iniciaron el reparto de una degustación de carne de potro en la que se utilizaron alrededor de 300 kilos de carne.

Para el presidente de la Junta Administrativa y ganadero, Miguel Mimenza, "todo ha salido perfecto. No sé si habrá sido el tiempo o el día, pero la verdad es que ha sido una jornada redonda, como en los primeros años y ha venido más gente de la que esperábamos". Tanto es así que en el bar habían previsto una dotación para 350 bocadillos "y antes de la una hemos tenido que recorrer las txosnas para comprar más pan y chorizo porque nos habíamos quedado sin nada". Mimenza, promotor de esta iniciativa y responsable de que todo estuviera en su punto, señalaba que "el mérito de que todo haya salido bien es de los 35 voluntarios del pueblo que han estado pendientes de que la gente estuviera cómoda y bien atendida", agradece.