ES innegable que la invención del dinero supuso un paso de gigante para el progreso de la Humanidad, pero no es menos cierto que el sistema económico basado en la moneda tiene sus perversiones y desajustes, como lo demuestran los seis millones de parados que en el Estado español ha provocado la crisis financiera. Por ello, no está de más echar un vistazo al pasado más remoto y rescatar actividades como el trueque, que además de dar la oportunidad a quien carece de euros de obtener productos que necesita a cambio de otros que ya no le son útiles, disminuye la presión sobre el medio ambiente y desmonta la cultura del consumismo, dos consecuencias directas de la teoría del crecimiento infinito.
El trueque, sin embargo, no acaba de cuajar en una sociedad castigada por la falta de liquidez, y por ello Intermón Óxfam, Emaús, el Instituto Jane Goodall y Setem organizaron ayer en el polideportivo de El Campillo un Mercado del Trueque que ya va por su tercera edición. Decenas de personas se dieron cita en el Casco Medieval para cubrir todo tipo de necesidades sin dejarse un euro en el intento, tan sólo a cambio de librarse de todos esos objetos que se acumulan en los desvanes tras haber sido erradicados de la vida cotidiana.
Eso sí, como advirtieron los organizadores, el mercado del trueque exige que los objetos sean de utilidad, y por ello no caben en este tipo de eventos productos que no estén limpios y en perfecto estado. Ayer los intercambios se producían de persona a persona, cada cual era responsable de llevar los elementos necesarios para montar su puesto y debía retirar todo cuando, pasado el mediodía, la actividad tocó a su fin.
De cara al futuro, los organizadores confían en que sean los propios participantes en los intercambios quienes pongan en marcha la feria, una vez se constate que el trueque es una alternativa válida a la filosofía del producto desechable. "Reparar, reutilizar e intercambiar" son los tres cimientos que proponen Intermón, Emaús, Jane Goodall y Setem para aprovechar toda la vida útil de los productos que compramos a diario y no tirarlos a la basura antes de tiempo o amontonarlos en un rincón.
Pero no se trata sólo de cambiar objetos físicos. El mercado del trueque celebrado ayer también convirtió el tiempo y las habilidades de cada cual en moneda de cambio. Una reparación, la realización de un recado, cualquier cosa, física o no, que cubra una necesidad, es objeto de comercio en este foro, que vista la situación, puede acabar convirtiéndose en una alternativa real para muchas personas que carecen de ingresos o que simplemente quieren bajarse del tren de consumismo antes de que descarrile.