¿ESTÁN los retos de mis empleados alineados con los míos, con los de la compañía? ¿Cómo puedo hacer que su compromiso aumente? ¿Qué es lo que les motiva?... Si en algún momento de su carrera, un empresario ha parado a preguntarse sobre alguna de estas cuestiones debe saber que mucho antes ya hubo gente que estudió, desarrolló e implantó pautas y comportamientos enfocados para tratar de ofrecer respuestas de este tipo. Aquellos primeros perfiles surgieron en Estados Unidos a comienzos de los años 90 y fueron bautizados como coachers (o motivadores), una nueva herramienta al servicio de empresas y ejecutivos principalmente que desde entonces se ha extendido por todo el mundo como la pólvora. En España, la explosión del coaching es relativamente nueva. Se puede afirmar que de cinco años a esta parte su leyenda como solución a los males de una compañía en apuros aparece ya en cualquier manual de escuela de negocios. "Ponga un coach en su vida", rezan bastantes eslóganes. Un flaco favor para un colectivo tan concreto que también está siendo víctima de su propia burbuja sociológica, básicamente porque el intrusismo y la falta de cualificación están lastrando la imagen de una figura tan reputada.
En este escenario, Álava no es ninguna excepción. No sólo conoce y practica esta nueva forma de entender las relaciones laborales sino que ha explorado incluso nuevas variantes como la que una compañía local lleva ya un tiempo aplicando en empresas de Álava, Bizkaia y Navarra. Una metodología basada en el juego de construcciones Lego que incide en el mismo principio básico por el que triunfó, y triunfa, la firma danesa. "Cuanto más juegas, más aprendes, lo que extrapolado al ámbito empresarial ofrece un abanico de posibilidades inmenso", reconocen en Coach&Play.
La compañía está formada por tres jóvenes que se conocieron precisamente en un máster específico sobre esta singular metodología, una de las más efectivas en tiempo real creadas hasta el momento. Son Danel Alberdi, Natalia Zapico y Jorge Ortiz de Urtaran, coachers de la única empresa facultada por esta multinacional en Euskadi para desarrollar este sistema de mejora profesional y personal, conocido como Lego Serious Play.
¿Pero en qué consiste exactamente este método? Básicamente se trata de jugar en grupo con estas piezas de plástico para solucionar conflictos desde la óptica de la participación. Según sus profesores, de la misma forma que la empresa de ladrillos infantiles enseña a los niños los principios de la construcción y la creatividad, también puede dar una lección a todas aquellos que tengan alguna responsabilidad en el ámbito empresarial. "Gestionar el crecimiento empresarial implica gestionar un sistema en equilibrio", insisten en esta compañía alavesa.
Para que la metodología tenga éxito, los expertos recomiendan participar en al menos dos sesiones y conformar un grupo de no más de quince personas. A partir de ahí comienza el juego, que cuenta con varias fases. La primera trata de familiarizar al jugador durante una hora con el Lego, para después iniciar un recorrido ficticio, aunque basado en hechos reales, que la compañía ha diseñado previamente a la carta con los coachers. En síntesis se pretende que las soluciones, sean las que sean, surjan de los propios trabajadores, de su interacción, lo que provoca una química brutal. "La gente se siente bien, forma parte viva de algo que siente como suyo y esto en el ámbito empresarial es altamente atractivo", sostiene Danel Alberdi, uno de los socios.
importa el cómo, no el qué Ejemplos de escenarios empresariales hay tantos como se quieran dibujar. Desde un equipo comercial que no sabe cómo enfocar el lanzamiento de un producto, hasta el presidente de una compañía que tiene dudas sobre cómo poner en marcha un plan estratégico o aquel otro que no sabe comunicar sus decisiones al resto del equipo. "Cualquier cosa es planteable y manejable, con independencia del sector al que pertenezca la empresa o el número de empleados", añade Alberdi. Lo verdaderamente importante, y ahí reside la singularidad de esta metodología, es que de la mano de Lego no se detecta el problema, esto es, el qué, sino que se desarrollan pautas para alcanzar el cómo, "el camino que todo el mundo dentro de esa empresa asumirá cuando se produzca ese escenario como si fuera un protocolo". Y eso también resulta altamente atractivo en cuanto a que dicha hoja de ruta ha sido confeccionada desde dentro y por y para todos los trabajadores.
El éxito en el juego también depende de varios factores, aunque en esta compañía se centran principalmente en dos, la implicación absoluta de todos los jugadores y el compromiso de transparencia fijado de antemano. Sin ellos, advierten, es altamente probable que la metodología caiga en saco roto.
De momento, Coach&Play ha centrado su ámbito de asesoramiento en tres campos, el empresarial, el institucional y el educativo, "que tiene un potencial enorme", subraya Natalia Zapico. Remarca esta joven que su filosofía de coaching nada tiene que ver con la figura del consultor empresarial, entre otras cosas porque sus puntos de vista en cuanto a la metodología son totalmente distintos. "Un problema no se puede solucionar desde el mismo punto donde se creó", añade la coach.
Por eso esta herramienta de Lego -de la que apenas existen 500 licencias en el mundo- está diseñada para lo que uno quiera. Para construir, crear, compartir y reflexionar sobre planteamientos y soluciones empresariales cuyos resultados "alucinarían a más de un jefe", concluye Alberdi. Si el nombre de esta compañía danesa fue adoptado en 1934 a partir de la frase leg godt, que significa juega bien, convendría no perder de vista la misma metodología que en los años 90 le permitió encarrilar una compleja situación económica que a punto estuvo de llevarle a la bancarrota. Controló la complejidad, se centró en el objetivo e involucró a una gran comunidad de usuarios que ayudó a salvar a Lego. Y además, jugando. Lo dicho, un asunto muy serio.