vitoria. Acaba de cumplirse un mes desde el cierre de la Casa de Duchas, un recurso abierto en 1948 que daba más de 20.000 servicios al año. Y parece que a los usuarios habituales les está costando adaptarse a la nueva alternativa, ya sea por falta de información o por los trámites que están obligados a realizar. Tan sólo cuarenta personas se han sacado la tarjeta municipal ciudadana y han firmado la declaración por la que hacen constar que no tienen baño en casa, los dos requisitos necesarios para poder acudir con sus botes de champú y gel a los centros cívicos. La cifra es mínima, dado que se cuentan por cientos las viviendas sin aseo o sin agua caliente en el Casco Viejo.

Las personas que ya cuentan con la autorización del Ayuntamiento vitoriano tienen a su disposición parte de la red de instalaciones municipales de la ciudad. Se pueden acicalar en los centros cívicos con zona deportiva y en los polideportivos, pero no en los vestuarios de las piscinas. El equipo de gobierno considera que estos espacios ofrecen las mismas facilidades que la Casa de Duchas y que, a diferencia de ese recurso, favorecen la integración. Ése fue el principal motivo por el que decidió echar la persiana del recinto del cantón de Carnicerías, pues a su juicio estaba "desfasado y podía ser excluyente".

Su apuesta no ha sido compartida por todos los grupos del Consistorio. El PSE considera que los espacios escogidos son instalaciones muy distintas a la Casa de Duchas y "no pueden ofrecer el mismo tipo de prestación". Bildu está convencido de que el objetivo del gabinete Maroto es "controlar y categorizar" a los usuarios, ya que no todos los antiguos usuarios del recurso del Casco Viejo pueden acudir a los centros cívicos. Esa alternativa está limitada a los ciudadanos que están empadronados en Vitoria, mientras que los sin techo y los indigentes tienen que acudir a los centros de acogida; concretamente, al Camas o al centro municipal de día Estrada. A juicio de los abertzales, esta separación "jerarquiza" a los usuarios. "El gueto lo crean ahora", han advertido.

Las críticas no impidieron que el equipo de gobierno siguiera adelante con su iniciativa. El cierre de la Casa de Duchas se hizo efectivo el pasado 1 de abril, poniendo fin a un servicio con larga trayectoria en la ciudad. Llegó a recibir a cerca de 300 visitantes habituales, con más de mil usos al mes. El momento preferido para acicalarse era la mañana. La mayoría de beneficiarios, hombres, más del 80%. Y la jornada por excelencia, el viernes: además de víspera del fin de semana es el día sagrado del Islam, cuando los fieles de Vitoria se congregan en las mezquitas para orar. El caso es que muchos de los usuarios de este servicio eran musulmanes, sencillamente porque muchos de los vecinos del Casco Viejo lo son y, en la colina gasteiztarra, se calcula que cientos de viviendas no tienen baño o, por motivos económicos, carecen de agua caliente.