vitoria. La experiencia no es nueva pero sí ilusionante, y a eso se agarra el vitoriano Jorge Ortiz de Urtaran, un inquieto emprendedor con experiencia en el sector que mañana abrirá las puertas del Palacio de Añana, el primer bar-restaurante del lugar que, con el tiempo, mutará también en hotel rural.
¿Qué le impulsó a sacar adelante este proyecto?
Mi familia paterna es de Paúl, a escasos kilómetros de Salinas, un pueblo donde crecí y donde hace siete años inauguré La Cabaña Rural, un complejo de ocio y turismo de cabañas de madera. Todos mis clientes reservaban visita guiada en el Valle Salado y me trasladaban su satisfacción con la misma pero también la necesidad de que en el Valle hubiera un sitio para poder comer o tomar algo. Todo esto, unido al importante número de visitas anuales hizo que me lanzara a esta aventura con dos socios más
¿Cuándo o cómo vio la oportunidad de este lugar?
Conocía el Palacio y desde el primer momento me enamoré de él, de su ubicación, de sus espacios, donde se combina piedra y madera... Y del inmenso potencial sin descubrir que tenía. El Valle Salado en sí mismo es la oportunidad.
En este caso, ¿el que da primero da dos veces?
Por lo menos un poco de margen y ventaja sí que tienes. Nuestro objetivo es ofrecer un espacio atractivo y acogedor a la gente de la zona y a los miles de visitantes que acuden cada semana. En definitiva, complementar de alguna manera la labor que desarrolla la Fundación Valle Salado.
¿A qué cree que se debe que haya tan poca actividad emprendedora en esta zona aún cuando se puede tratar de una oportunidad con tanto futuro?
Emprender no es una tarea fácil, y menos en los tiempos que corren. Poco a poco la gente de Salinas y de los alrededores está viendo que el Valle se está convirtiendo en un referente turístico y están surgiendo iniciativas muy interesantes que dibujan un panorama ilusionante.
¿Qué es el Palacio de Añana?
Queremos que sea no sólo un referente gastronómico de la zona, sino un espacio generador de actividad, donde se puedan realizar reuniones de empresa, conferencias, talleres... En una primera fase abriremos la cafetería y el restaurante, con cuatro salones polivalentes y tematizados donde la sal es la auténtica protagonista tanto en la decoración como en la oferta gastronómica. El local también ofrece una magnífica terraza con vistas al Valle y un espacio único para tratamientos corporales especializados con sales del Valle (Gatzak) y aceites esenciales naturales.
¿Con qué tipo de ayudas han contado para la puesta en marcha?
De momento no hemos contado con ningún tipo de ayuda, al margen de que el tema de las subvenciones está complicado en estos momentos. Pienso que cuando inicias una aventura de este tipo es mejor no contar a priori con este tipo de ayudas. Si llegan, bienvenidas, pero es muy peligroso condicionar un plan de negocio a las subvenciones. En nuestro caso hemos hecho una apuesta económica muy importante convencidos de que es un proyecto viable y apasionante.
¿Está a favor de la subvención pública para poner en marcha iniciativas privadas?
Hay que fomentar la cultura emprendedora en zonas como ésta y evidentemente la subvención pública es un pequeño aliciente para arriesgarse y dar ese empujoncito tan necesario en cualquier nueva aventura empresarial.
¿Qué previsiones manejan para el primer año, tanto en términos de visitas como de facturación?
Nuestras previsiones en este primer año son moderadamente optimistas. Estamos expectantes ante la posible designación del Valle como Patrimonio de la Unesco en 2014. Para el Palacio de Añana y cualquier negocio que se emprenda en la zona sería un espaldarazo importantísimo.