vitoria. Hace una década, montar una central de ciclo combinado era un negocio redondo. Estas plantas, capaces de parar y arrancar de forma instantánea, eran el médico de guardia del sistema eléctrico español, cobraban sólo por estar siempre disponibles y atender los picos de demanda de una sociedad que se expandía en progresión geométrica. Hoy, con la industria parada y los hogares apretándose el cinturón, España produce bastante más electricidad de la que consume, la demanda se ha reducido a niveles de 2004, y las centrales de ciclo combinado del Estado trabajan, como promedio, al 20% de su capacidad -algunas, como la de Castejón, prácticamente han estado paradas durante todo 2012-.
Además, ese plus que percibían por estar de guardia ha convertido a estas plantas en rehenes de Red Eléctrica Española, que no les permite cerrar o trasladarse a otros países, como les gustaría a sus propietarios, por el papel de garantes de suministro al sistema que representan. Son, precisamente por jugar ese rol, los últimos en recibir la llamada de REE cuando falta electricidad en la red.
Por ello, y ante la perspectiva de una nueva Ley Energética que ha sembrado de incertidumbre al sector, Gas Natural-Fenosa ha decidido tirar la toalla en Lantarón. Este periódico avanzó en noviembre del año pasado que, pese a que se mantenía en vigor el convenio firmado en 2007 con el Ayuntamiento, por el que el municipio percibía 5.000 euros mensuales, el proyecto estaba congelado por las pésimas expectativas económicas. Ahora Gas Natural ha comunicado oficialmente al Ministerio de Industria que renuncia definitivamente. La noticia supone un varapalo para quienes defendían la inversión de 500 millones de euros, que iba a dar trabajo a 40 personas e iba a suponer el ingreso de 465.000 euros al año durante un lustro, a partir de la puesta en marcha de la central, para el municipio alavés. A cambio, Lantarón debía facilitar la obtención de las pertinentes licencias por parte de Gas Natural-Fenosa.
movilización social La renuncia al proyecto, sin embargo, significa también el triunfo de la amplia masa social opuesta a una instalación que, denuncian, emite CO2 y óxido de nitrógeno, responsable de la lluvia ácida, y contribuye a la generación del contaminante ozono troposférico.
Ana Martínez de Zabarte, portavoz de la plataforma Térmicas No Miranda-Lantarón, no disimulaba ayer su satisfacción tras haber logrado este colectivo el objetivo que motivó su nacimiento. "La noticia para nosotros ha sido muy buena porque aunque el proyecto estaba parado desde hace tiempo seguía ahí, la espada de Damocles la teníamos encima, y por eso ha sido una gratísima sorpresa". Martínez de Zabarte recuerda que Gas Natural tenía previsto construir la central en año y medio, para enero de 2009, y que fueron las trabas planteadas por la plataforma las que retrasaron el proyecto hasta que la crisis ha terminado de enterrarlo. "Si no hubiéramos dado tanta guerra, tanta oposición, tantas alegaciones con tanto peso, habrían dado los pasos muy ágilmente, por eso esto nos deja muy buen sabor de boca", señaló ayer la portavoz del colectivo a este diario.
Martínez de Zabarte coincide con Gas Natural en que la central ya no es necesaria, "pero antes tampoco, cuando plantearon el proyecto en España había una capacidad de producción total de 80.000 megavatios, el día que más se gastó fueron 45.0000, y llevábamos varios años siendo exportadores", recuerda. "Ojalá -prosiguió- esto haga que en este suelo industrial que tenemos, dos polígonos con diez químicas, vengan empresas limpias y que generen empleo en condiciones, sano y para todo el mundo".