Vitoria. El Hospital vizcaíno de Cruces puede presumir de contar con una de las unidades públicas de Cardiología Infantil más potentes de todo el Estado, ésa en la que la gasteiztarra Nagore Gutiérrez ha sido tratada desde su más tierna infancia. No sólo es el centro de referencia para todo Euskadi, sino también para otras zonas limítrofes. Por una cuestión de masa crítica, todos los pacientes infantiles alaveses con cardiopatías son derivados a Cruces con el objeto de controlar su enfermedad. Al ser relativamente pocos, nunca se ha planteado un servicio de estas características para Gasteiz. Nagore tampoco cree que sería necesario, aunque teme que los recortes que siguen sucediéndose en todos los ámbitos como consecuencia de la crisis terminen por salpicar a un servicio excelente como éste.
"Tenemos a unos muy buenos profesionales sanitarios, pero hay que apoyarlos con más inversión", advierte Gutiérrez. Aunque sí que se han dado casos de familias vascas que han viajado rumbo a Estados Unidos, concretamente a la ciudad de Boston, para lograr una segunda opinión, el importante gasto que hay que asumir ha retraído a Gutiérrez y a su familia, como a otras tantas. En su caso, además, se considera una ferviente defensora de la Sanidad pública vasca. "No me puedo quejar y nunca me quejaré, porque a los profesionales que me han tratado y me siguen tratando aquí les debo la vida. Ahora les están quitando recursos pese a la buena preparación que tienen", denuncia Nagore.
La clave, para ella, es la inversión, un concepto que al que hace referencia hasta en cuatro ocasiones durante la entrevista. Por suerte, cree que el servicio todavía no se ha visto mermado, aunque advierte de que "si no inviertes en un producto, éste se deteriora". El aviso de Nagore a las instituciones es, en este sentido, meridianamente claro: "No a los recortes en Sanidad, sí al apoyo a los profesionales sanitarios y a esas inversiones", zanja la joven.