Vitoria. Una ikurriña, un ramo de flores y un improvisado Agur Jauna cerraron el emotivo acto que bajo un desapacible temporal de primavera se desarrolló junto a la iglesia de Etxaguen. Antes, frente a los cadáveres de los doce gudaris, el presidente de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Francisco Etxeberria, agradecía el apoyo que estas exhumaciones siempre han tenido por parte del Gobierno Vasco, y emplazaba a los municipios a seguir la senda de Etxaguen, que solicitó la presencia de Aranzadi, el paso previo necesario para poder empezar a excavar. "Todo esto ha pasado de la esfera privada a la pública gracias al interés de todos", señaló el forense encargado de realizar la autopsia al presidente chileno Salvador Allende, y que de hecho viaja la próxima semana al país austral.
Por su parte, el alcalde de Zigoitia, Mikel Lasheras, continuaba la ronda de discursos oficiales con un emotivo exhorto a la sociedad para que rinda "el mejor homenaje a estos hombres, seguir con sus ideales republicanos, comunistas, anarquistas o abertzales".
Lasheras afirmó que pese "al esfuerzo de la dictadura" por hacer olvidar lo sucedido se ha logrado desenterrar estos cadáveres de personas que "vinieron voluntariamente aquí para defender la República contra los militares golpistas. Eran -continuó- voluntarios sin formación que se opusieron a un ejército regular".
Por su parte, tras la intervención de la alcaldesa de Etxaguen, Marisol Hernando, el portavoz del Gobierno Vasco, Josu Erkoreka, recalcó que "nuestra identidad es nuestra memoria", y por ello emplazó a los vascos a llevar a cabo "una mirada crítica al pasado y sacar lecciones para hoy y para el futuro", entre ellas la de que "las consecuencias de la violencia son siempre lamentables".
Junto a estos representantes institucionales visitaron ayer Zigoitia parlamentarios vascos y junteros alaveses -ninguno de PP y PSE-, así como el presidente de la Fundación Sabino Arana, Juan María Atutxa.