bilbao. "Por mucho gasto público que haya, la vida de las personas es más importante". Así de se muestra Maite Fraile, una bilbaina de 54 años, a la que hace más de una década le detectaron un cáncer de colon. "Si hubiera existido esta prueba, me habría ido mucho mejor", admitió Fraile. Su vida dio un giro radical. "Fui al médico porque me dolía mucho la tripa y me dijeron que tenía una infección gástrica", contó Maite a la que "un sexto sentido" le indicó que no era ese el diagnóstico. "Me salió que tenía pólipos a lo largo de todo el intestino", recordó.
Cuando le anunciaron la noticia, Maite se sintió como la "protagonista de las películas" que veía. "Lo primero que pensé fue cuánto tiempo me quedaba", aseguró Fraile que tuvo que pasar en dos ocasiones por el quirófano. "En la primera ocasión que quitaron parte del intestino grueso. Tres meses después me quitaron todo y me unieron el intestino delgado con el recto".
"Es muy importante la esperanza, creer que te vas a curar. Y procurar utilizar todo lo que te ocurra para aprender", matizó Maite, que no sufrió el tratamiento de quimioterapia aunque posteriormente se tuvo que enfrentar a las consecuencias de un cáncer de endometrio.
Después de 12 años, Maite ha cambiado sus hábitos alimenticios ya que su cuerpo no digiere de la misma manera que antes. "Me dijeron que podía comer de todo pero tenía muchas oclusiones. Fui quitándome alimentos y apuntado lo que comía y cómo eran las deposiciones. Tengo que comer la fruta licuada, la verdura la paso por la batidora y la cuelo. La carne la pico y pescado solo puedo comer el que es blanco. El rape o el bacalao no los pruebo, su textura es dura", comentó esta bilbaina que se ha prohibido saborear los frutos secos y un bombón se lo come si bebe agua después.