Escoges a una Miren al azar, entras en su perfil de Facebook y ves las fotos de su boda, te enteras de que tenéis un amigo en común y de que le gustan los animales, una determinada marca de preservativos y La que se avecina. Repites la operación en Twitter y tres cuartos de lo mismo. Son datos, a simple vista, intrascendentes, pero cada pasito que uno da en las redes sociales le retrata. Sobre todo si hay un psicólogo o un seleccionador de personal observando al otro lado. "En perfiles sociales he visto todo tipo de ocurrencias, posturas, cuerpos, frases y caras. Quizá lo más comprometido es aquello que no quieren mostrar, pero se les escapa", avanza la psicóloga Amaya Terrón.
Escrutando las fotografías y links que cuelgan algunos tuiteros esta experta ha llegado a detectar "verdaderos" trastornos de personalidad y de conducta. "Desde imágenes que hieren toda sensibilidad humana hasta gestos agresivos y de mal gusto. Imágenes de menores que indican un interés sexual hacia ellos, personas que añaden fotos de sí mismos y solo de sí mismos en mil y una posturas... Probablemente se trate de algún caso de narcisismo", pone como ejemplo.
También hay quienes, nada más despertarse, suben a su cuenta la fotografía del café con leche y el cruasán, comentan que el día está nublado, luego que se van a duchar y así hasta el infinito. Las personas que narran su vida tuit a tuit, explica Terrón, lo pueden hacer por afán de protagonismo, por necesidad de ser atendidas o por un sentimiento de soledad. "Quienes constantemente comentan estados ajenos o propios y ponen frases o citas suelen tener una alta motivación por el impacto social, por ser escuchados, vistos, por estar en boca de los demás. Buscan la atención principalmente", subraya esta profesional.
fotos de perfil
Nuestra personalidad en la web
Si una imagen vale más que mil palabras, la foto de perfil no digamos. "Son fotos exquisitamente escogidas. Todas tienen un significado relacionado con la persona y la circunstancia que está viviendo", señala esta psicóloga. Las personas que, por ejemplo, aparecen reflejadas en un espejo pretenden que los demás las vean como ellas se ven a sí mismas. "Quizá hayan pasado por situaciones en las que se las ha malinterpretado y ahora quieran reconocerse y mostrarse tal y como son", explica Terrón. Los que se fotografían practicando un deporte o de fiesta quieren transmitir que son divertidos y quienes ponen fotos de su boda son "personas adultas, que saben lo que hacen, orgullosas de mostrar su objeto amado".
Aunque cada internauta es un mundo la mayoría utiliza estas imágenes para proyectar "una mejor imagen de sí mismos, lo que les gustaría ser o en lo que querrían convertirse". Buen ejemplo de ello son las personas que exhiben en su perfil fotos retocadas, artísticas o en blanco y negro. "Partiendo del hecho de que todos intentamos mostrar una imagen positiva, estas personas sienten una gran influencia por la opinión de los demás".
En ocasiones se suben fotografías sin valorar las consecuencias. "Nos sentimos seguros porque pensamos que el contenido va a llegar a nuestros amigos, pero lo cierto es que, una vez expuesto, la persona pierde el control", advierte Terrón. La desagradable experiencia deja huella. "La sensación de indefensión puede ser muy dañina. La pérdida de intimidad y la sensación de violación tienen riesgos psicológicos asociados", afirma.
Vetado por opinar en un blog
Las críticas pueden salir caras
Dice Terrón que en Internet "nos mojamos más que en persona porque las consecuencias no son inmediatas". No obstante, los comentarios que uno hace pueden tener con el paso del tiempo una inesperada repercusión. David Lamíquiz, que trabaja en el Departamento de Gestión de personas de la Universidad de Deusto, recuerda el caso de un entrevistado que hacía tres años "había criticado a una empresa en un blog porque ofrecía muy poco dinero para un titulado superior".
Su gesto, que se repite a diario en las redes sociales, decía de sí mismo más de lo que jamás habría pensado. "Esa persona me está dando mucha información de cómo es, de que critica a una organización y es poco discreta o de que se arriesga y da su opinión, muchas veces sin filtro. Si estoy buscando a una persona discreta, ese candidato no me vale", señala este profesional. Además, en un proceso de selección la foto también es primordial. "Si estás buscando una persona dinámica e innovadora no vas a escoger a alguien que tiene una foto que parece del siglo XIX", indica.
Pese a que cada vez más gente cierra su perfil para que nadie pueda acceder, Lamíquiz insta a no bajar la guardia. "Todos tenemos claro que hay unas opciones de privacidad, pero nadie sabe manejarlas al cien por cien", señala. Por ello desaconseja colgar fotos de menores. "Las fotos de los bebés me generan dudas. Yo no conozco a los trescientos contactos que tengo en Facebook con la suficiente profundidad para saber lo que van a hacer, si se lo van a pasar a otra persona o si van a hacer mofas. Por eso soy cauto".