Una semana para la historia en el Vaticano
El Papa Benedicto XVI deja tras de sí una Iglesia Católica dividida y llena de intrigas
Marta Martínez
EL jueves 28 de febrero a las 20.00 horas, Benedicto XVI volverá a ser Joseph Ratzinger. ¿Por qué a esa hora? Muy sencillo: "Es el momento del final de la jornada laboral", ha explicado el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi. El Papa alemán pondrá fin en ese momento a un pontificado marcado por su perfil doctrinal e intelectual que comenzó el 19 de abril de 2005, cuando fue elegido sucesor del carismático Juan Pablo II. No habrá una ceremonia especial. Tal y como establece el Código de Derecho Canónico, lo único que hace falta es el que Papa renuncie en plenas facultades mentales y lo haga ante los cardenales. Y ese paso lo dio el 11 de febrero. El pontífice marcó el lunes un hito en la historia de la Iglesia Católica al renunciar a su cargo, un hecho que solo se había producido cuatro veces antes, la última en 1415. "Para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio es necesario el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que en los últimos meses ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado", anunció Benedicto XVI para sorpresa de todos. El único que conocía su decisión era su hermano Georg.
Su agotamiento fue la razón esgrimida por Joseph Ratzinger en su anuncio del lunes. La salud del pontífice siempre ha sido siempre motivo de preocupación debido a que, en septiembre de 1991, sufrió una hemorragia cerebral, tiene problemas de hipertensión y artrosis en una rodilla. De hecho, un día después de su elección como Papa, su hermano aseguró que no sentía una alegría "ilimitada" porque le preocupaba su salud. "Espero que su salud aguante", manifestó entonces Georg Ratzinger. En los últimos tiempos, a Benedicto XVI se le ha visto con dificultades para moverse y el Vaticano ha confirmado esta semana que lleva marcapasos desde hace diez años.
Precisamente, hace menos de tres meses, el Papa se sometió a una operación para cambiar su batería. "Ha sido una intervención rutinaria, como aquella a la que se somete cualquiera que lleve un marcapasos. Y desde luego no tiene nada que ver con la decisión del Santo Padre de renunciar", quiso dejar claro Federico Lombardi. Otra de las causas de su renuncia con las que se ha especulado esta semana ha sido el accidente que sufrió durante su viaje a México. Según el diario La Stampa, Benedicto XVI se dio un golpe en la cabeza. El Vaticano ha confirmado esta información, pero ha desmentido nuevamente que haya sido el motivo de su decisión.
Para muchos analistas y medios de comunicación, su delicado estado de salud estaría en un segundo plano frente a su incapacidad para poner orden en una curia romana carcomida por las luchas internas y ambiciones de poder. Esta tesis se ha visto reforzada con el último discurso de Benedicto XVI el pasado miércoles. Durante la audiencia pública de la mañana, el Papa señaló que había tomado su decisión "en plena libertad por el bien de la Iglesia", dejando un halo de misterio tras sus palabras. El pontífice reiteró que les faltaban "las fuerzas necesarias para ejercer con el vigor necesario el ministerio petrino" y, ya en la tarde, durante la misa del Miércoles de Ceniza que abre la Cuaresma, Benedicto XVI arremetió contra la división en el seno de la Iglesia Católica.
"El rostro de la Iglesia aparece muchas veces desfigurado. Pienso en particular en las culpas contra la unidad, en las divisiones en el cuerpo eclesial", manifestó en una basílica de San Pedro abarrotada de fieles. Habló de superar "individualismos y rivalidades", y añadió: "Debemos atravesar el corazón y no los vestidos. En nuestros días son muchos los que están dispuestos a rajarse las vestiduras ante escándalos e injusticias -naturalmente, las cometidas por otros-, pero pocos parecen dispuestos a actuar sobre su propia conciencia e intenciones, dejando que el Señor transforme, renueve y convierta". Parece que Benedicto XVI ha querido dejar claro que el motivo de su renuncia no es tanto su falta de vigor físico, como la de vigor espiritual para seguir al frente del Vaticano.
Escándalos Nadie es ya ajeno a las luchas intestinas en el seno de la curia romana y el enfrentamiento entre Benedicto XVI y el secretario del Estado vaticano, Tarsicio Bertone, destapadas con la filtración de miles de documentos secretos en el conocido como escándalo Vatileaks. El primer golpe llegó con la divulgación, a través de un programa de televisión, de una carta del arzobispo Carlo Maria Viganò, actual nuncio en Estados Unidos, en la que alertaba al Papa sobre la "corrupción, prevaricación y mala gestión" en la administración vaticana y le pedía no ser removido de su cargo como secretario general del Governatorato. Sin embargo, Viganò fue enviado a Estados Unidos. En la prensa italiana comenzaron a aparecer entonces varios cuervos que decían actuar para proteger al Papa ante una supuesta pérdida de peso frente a Bertone. Según uno de estos informantes, el pontífice no pudo hacer nada en el caso de Viganò porque "significaría una fractura pública con su brazo derecho".
El escándalo llegó a su punto álgido en mayo del año pasado, cuando salió a la luz el libro Sua Santita, del periodista italiano Gianugi Nuzzi, que recoge más de un centenar de documentos reservados sobre las intrigas y luchas de poder en el Vaticano. Se trata de informes enviados al Papa y a su secretario, Georg Ganswein, que fueron sustraídos del apartamento papal. Según la investigación oficial, los documentos fueron filtrados por el mayordomo del pontífice, Paolo Gabriele, condenado en el Vaticano por el delito de robo con agravantes y perdonado posteriormente por Benedicto XVI. Gabriele trabaja desde esta semana como administrativo en el hospital pediátrico Bambino Gesú, propiedad de la Iglesia.
"Yo creo que el Papa ya no tiene fuerza para reformar la curia romana, que está divida por peleas, denuncias de corrupción y juegos de poder", opina Nuzzi. "Ya no confía en Bertone y los dos ya no logran seguir juntos en la conducción de la Iglesia en el mundo", agrega. Según varios medios italianos, el Papa decidió renunciar tras recibir el último informe de la comisión encargada de investigar el escándalo, que desvelaba una fuerte resistencia en la curia romana a las medidas de transparencia que había pedido. Según la revista Panorama, el pasado 17 de diciembre, Benedicto XVI recibió a los tres cardenales que nombró en abril de 2012 al frente de la investigación -el español Julián Herranz, de 82 años, el italiano Salvatore De Giorgi, de 82 años, y el eslovaco Jozef Tomko, de 88 años. Los tres le presentaron un amplio informe, lleno de documentación, entrevistas e interrogatorios que desvelan, según el semanario, "una extendida resistencia en la curia al cambio y muchos obstáculos a las acciones pedidas por el Papa para promover la transparencia". Según la revista, el pontífice quedó tan impresionado con los informes que solo tuvo fuerzas para contárselo a su hermano Georg. "Admitió, tal vez por primera vez, haber descubierto una cara de la curia vaticana que jamás había imaginado. Antes de Navidad comenzó a pensar seriamente en su dimisión", apunta Panorama.
El banco vaticano Benedicto XVI fue elegido en 2005 con la esperanza de que acometiera las reformas necesarias en la curia vaticana. Sin embargo, su imagen en el último año ha sido la de un papa solitario y rodeado de lobos, incapaz de gobernar la administración vaticana. En septiembre de 2009 nombró al financiero Ettore Gotti Tedeschi presidente del Instituto para las Obras de Religión -la banca vaticana- en un intento por poner en orden las finanzas de la Santa Sede. Tedeschi fue destituido el año pasado, poco antes de la detención de Paolo Gabriele, y su caso quedó en un segundo plano entre los titulares que ofrecían los cuervos a la prensa italiana, pero supuso un duro revés a la autoridad de Benedicto XVI.
Tedeschi, que fue acusado por el Vaticano de negligencia y de faltar a sus obligaciones, redactó un informe secreto en el que revelaba que, tras algunas cuentas cifradas de la banca vaticana, se escondía dinero sucio de políticos, intermediarios, constructores y altos funcionarios del Estado. Menos de una semana después del anuncio de la renuncia de Benedicto XVI, el Vaticano eligió el viernes al abogado alemán Ernst von Freyberg para presidente la cuestionada banca.
Benedicto XVI abandona el cargo al frente de la Iglesia Católica tras ocho años de pontificado con el Vaticano más enfrentado que nunca. El Papa ha asegura que después del 28 de febrero permanecerá "alejado del mundo" en el monasterio de monjas de clausura Mater Ecclesiae, situado en el interior de la Santa Sede. Así, Joseph Ratzinger, que aún se desconoce que tratamiento tendrá aunque no se descarta que pueda mantener el nombre de Benedicto XVI, convivirá con su sucesor en el interior de los muros del Vaticano, algo inédito hasta el momento.
Un rayo cayó sobre la cúpula de la basílica de San Pedro poco después del anuncio del Papa. Fotos: EFE y AFP
El Papa fue elegido con la esperanza de que acometiera las reformas necesarias en la curia
Benedicto XVI abandona el cargo con el Vaticano más enfrentado que nunca