vitoria. La última comparecencia de José Zurita como diputado alavés de Hacienda, ayer, fue para defender un Presupuesto que se tuvo que volver a llevar bajo el brazo ante el rechazo de todos los grupos de las Juntas Generales, salvo el de un PNV que se abstuvo porque ni quiere ni debe llevarse mal con el PP, pero que tampoco desea alinearse en un frente común explícito con los conservadores. Eso fue por la mañana. Por la tarde, a Zurita se le encomendaba la gestión de la cartera de Administración Foral y Promoción Económica que dejó vacante Luis Viana tras su enfrentamiento con los funcionarios forales, y Aitor Uribesalgo heredaba un Departamento de Hacienda atado de pies y manos. Ante la falta de un Presupuesto propio, por mucho que el prorrogado sea casi idéntico al que quería aprobar el PP, Uribesalgo tendrá como principal misión contar euro por euro el dinero que entra en las arcas forales y tratar de sacar de donde sea las cantidades que preveía ahorrarse el diputado general con sus fallidas Cuentas.

Su perfil es el apropiado. Como funcionario de carrera y número dos de Zurita conoce lo que hay -lo poco que hay- y puede aportar continuidad al trabajo realizado hasta ahora. Por su parte, a Zurita le tocará buscar junto con sus excompañeros del SEA la reactivación económica de un territorio que Michelin y Mercedes mantienen a flote mientras el resto de las empresas se desmoronan a su alrededor.

en solitario Javier De Andrés cierra el año 2012 con su primera crisis de gobierno, en un contexto de economía de guerra y en solitario, un escenario que no preveía tras volver de las vacaciones de verano, pues ya incluso antes de las elecciones al Parlamento Vasco las cartas de la política vasca parecían marcadas.

El tradicional eje nacionalista-constitucionalista dejaba de tener peso con el fin de ETA y las fuerzas parecían redistribuirse entre izquierdas y derechas. Ese era el guión, pero la realidad no siempre se ajusta a las previsiones y en Sabin Etxea decidieron que la abstención en mitad de una oposición dura hacia las Cuentas de De Andrés era un gesto más que magnánimo para con el PP. Lo que decidiera hacer el PSE, y las consecuencias que acarreara la decisión socialista para la Diputación, ya no era responsabilidad de los jeltzales.

Así pues, De Andrés tendrá que gestionar el 2013 ante unas Juntas Generales hostiles en las que sólo el PNV promete ser constructivo, a cambio de que se tengan en cuenta sus enmiendas a los nonatos Presupuestos en materia de asociaciones o servicios sociales. Los jeltzales no serán así víctimas del desgaste de un gobierno enfrentado a sus funcionarios y sin capacidad para tomar decisiones económicas de calado, y amortizarán el éxito si sus propuestas de gasto social son atendidas.

El PSE, por otro lado, se ha erigido en defensor del trabajador a nómina y de los desheredados de la crisis frente a la banca, tras presentar un Presupuesto alternativo basado en una eventual reforma fiscal que el lehendakari López tomó como santo y seña en su última etapa de gobierno. Con estos principios por bandera, los socialistas sólo pueden colaborar en el nuevo ciclo político, o al menos así lo han hecho en Gipuzkoa, con Bildu, que pese a su amplia representación en Álava no contaba en esta partida de póker porque ni la coalición abertzale ni el PP contemplan trabajar juntos, de ninguna de las maneras.

¿Y en Bizkaia? En el territorio vecino la situación alavesa se repite, pero a la inversa. El nacionalista José Luis Bilbao también necesita que algún grupo le ayude a sacar adelante las Cuentas y, por eso, ayer Basagoiti llamaba a capítulo al PP vasco para decidir si se cobran venganza por los sucesos de Álava, y dejan solo al PNV en las Juntas vizcaínas y/o en el Parlamento Vasco, o si bien optan por contemporizar y esperar acontecimientos.

Por lo demás, ayer en el Pleno presupuestario de las Juntas Generales alavesas nadie se salió ni un milímetro del discurso proclamado en los últimos días. Tras la presentación de Zurita, la popular Ana Morales acusaba al PSE de convertirse en "una sigla más de Bildu", mientras que el jeltzale Ramiro González insistía en que en el ánimo del PNV no está "impedir la tramitación de las Cuentas" y que se han esforzado por llegar a un acuerdo, pero que no podían aprobar un Presupuesto que no comparten. La socialista Cristina González achacaba las críticas recibidas a que el PSE "se mete con los que más tienen", y desde Bildu, Gorka Ortiz de Guinea rechazaba unas Cuentas que "se limitan a un corta y pega del Presupuesto anterior, pero con más corta que pega". La portavoz de Ezker Batua, Nerea Gálvez, se sumaba al PSE al pedir una reforma fiscal que incremente los ingresos.