RÍO DE JANEIRO. En una comparecencia ante la prensa, el doctor que atendía a Niemeyer, Fernando Gjorup, dijo que los últimos exámenes médicos y análisis de sangre confirmaban que la salud del arquitecto había presentado un agravamiento.
El arquitecto, quien hasta la noche de ayer estaba lúcido, pasó sus últimas horas de vida sedado y sometido a respiración asistida y en el momento de su muerte estaba acompañado de una decena de miembros de su familia, agregó el galeno.
Creador de los principales edificios públicos de Brasilia, Niemeyer fue ingresado hace 33 días debido a dificultades para alimentarse e ingerir líquidos, pero su estado se agravó paulatinamente con dos hemorragias digestivas y una insuficiencia renal que forzó a someterlo a hemodiálisis.
El arquitecto, discípulo privilegiado del suizo Le Corbusier, perdió este mismo año a su única hija, Ana María, quien falleció a los 82 años en ese mismo hospital.
Considerado como un revolucionario de la arquitectura mundial y seducido por la sensualidad de la línea curva, Niemeyer hubiera cumplido 105 años el próximo 15 de diciembre.