Bilbao. La Universidad del País Vasco (UPV/EHU) decide hoy si Iñaki Goirizelaia se convierte en el primer rector en la historia de la institución que repite cargo. El voto en blanco será su único rival. Una alta participación con un porcentaje elevado de votos afirmativos dibujaría el escenario ideal que Goirizelaia desea para sentirse legitimado de cara a gestionar la actividad de la universidad los próximos cuatro años. "Las sensaciones son buenas", aseguraba el rector al término del Claustro del viernes, en el que anunció que todo el personal recibirá la retribución íntegra de diciembre. Con toda probabilidad, este gesto de autonomía frente al real decreto del Gobierno español que elimina la extra tendrá su reflejo en las urnas.

Por esta razón, será especialmente interesante analizar cómo se comportará el voto de calidad del colectivo funcionario - 2.239 catedráticos y profesores titulares- que ostenta el 56,25% del voto ponderado y que en 2008 se decantó por Marisol Esteban, la candidata del sector oficialista vinculado a CCOO y UGT, aunque la diferencia entre ambos fue solo de dos puntos a favor de la economista.

Igualmente importante será el sentido del voto del segundo colectivo con más poder decisorio en la UPV/EHU: los estudiantes, que tienen el 22,08% del voto ponderado. Goirizelaia lo sabe bien. Y es que debe su cargo al apoyo que recibió en 2008 de los estudiantes, en gran parte, por la defensa que el catedrático de Ingeniería hizo del euskera y a que la polarización de aquellos comicios sacó al alumnado de su tradicional apatía ante estas citas. En concreto, el 14% del alumnado ejerció su derecho al voto en 2008. En la jornada de hoy, grupos potentes como la Asociación de Estudiantes de Medicina o Lurgorri, cuyo presidente es a su vez el presidente del Consejo de Estudiantes de la UPV/EHU, han pedido el voto para Goirizelaia, sin que ello suponga un cheque en blanco para el actual rector. Mientras, Ikasle Abertzaleak siguiendo la tónica de los últimos años ha pedido la abstención. A su favor, el rector quizá tenga que la UPV/EHU es la segunda universidad del Estado en la que menos se han subido las tasas (un 2%), lejos del incremento del 66% de la pública de Catalunya.

Pese a la incertidumbre de los recortes impulsados por los gobiernos español y vasco, el único sector que ha pedido el voto en blanco -con candidatura única es igual que votar contra Goirizelaia- ha sido UGT. Este sindicato es el menos representativo dentro de la universidad (tiene 12 delegados frente, por ejemplo, a los 26 de LAB), pero se ha erigido en el azote del equipo rectoral, al que ha intentado poner en la picota en más de una ocasión.

No obstante, hasta la fecha, UGT y su portavoz Miguel Henares no han logrado unas adhesiones equiparables a la intensidad de sus críticas. Es más, en ocasiones, su manera de hacer oposición al margen de los postulados académicos le ha llegado de vuelta como un booberang. Sin ir más lejos, gracias a LAB y los estudiantes, a UGT le salió el tiro por la culata su intento de convertir el Claustro extraordinario de febrero para debatir los recortes en una moción de censura contra el rector.

A medida que se han ido acercando las elecciones, aprovechando el juicio contra exdecano de Medicina por malversación de dinero público en el periodo 1994-2000, UGT ha multiplicado sus denuncias públicas contra el rectorado. Está por ver si esta campaña se traduce hoy en una marea de votos en blanco o si la reprobación que busca UGT es una postura minoritaria dentro de una universidad que sabe bien qué es estar seis meses si rector.

La sombra de los comicios de 2008 Nadie ignora, y el equipo de Goirizelaia mucho menos, el riesgo que se deriva de las semejanzas existentes entre las elecciones de hoy y las que perdió en 2008 Juan Ignacio Pérez: ningún otro sector -el abertzale o el oficialista- presentó candidatura y además se impulsó el voto en contra de Pérez Iglesias.

Todo apunta a que Goirizelaia no correrá la misma suerte que su predecesor y mentor. Hay varias razones para ello. En primer lugar, técnicas. La UPV/EHU ha cambiado los Estatutos para evitar que se pueda votar contra el o la aspirante en unas elecciones con una sola candidatura, que solo necesitará ahora un tercio de los votos para ganar. En segundo lugar, de resultados. La UPV/EHU ha experimentado un despegue sin parangón en distintos ámbitos de su actividad, fundamentalmente en investigación, lo que le ha valido entrar en el ranking de Shangai y merecer el Campus de Excelencia Internacional. En tercer lugar, de financiación. La UPV/EHU ha sido bendecida económicamente los últimos años, cuando muchas universidades del Estado están despidiendo a profesores, subiendo las tasas y recortando las becas. Y en último lugar, de normalidad institucional. El clima ahora es más sosegado ya que discurre por cauces mucho más académicos que políticos.

Pero si de hacer pronósticos se trata, este es el diagnóstico que el propio Pérez Iglesias, en su faceta de columnista, dejó el sábado en las páginas de DEIA: Hay razones para el optimismo. Hasta hace poco tiempo, la tríada oscura que conformaban el cainismo, la autocomplacencia y el localismo dificultaba sobremanera el avance de la universidad, pero el progreso que ha experimentado en los últimos años indica que, seguramente, esos lastres no son sino sombras de un pasado que estamos dejando definitivamente atrás. Esta tarde se despejarán definitivamente las pocas o muchas dudas que aún haya sobre el vereticto que dicten hoy las urnas.