Vitoria. El Parlamento Europeo rechazó el miércoles una propuesta del grupo Los Verdes en la que se pedía una moratoria de dos años a la práctica del fracking en la Unión Europea. Los eurodiputados debatían dos informes, uno realizado por la Comisión de Medio Ambiente, y otro por la de Industria, en los que se contraponían los riesgos para el entorno que supone la fractura hidráulica y los beneficios económicos que se espera obtener de esta técnica de extracción de gas natural del interior de las rocas.
En todo caso, ninguno de los dos documentos pedían la paralización del fracking en Europa, aunque recomendaban actuar con cautela y reforzar la legislación medioambiental mientras se va verificando, o no, desde un punto de vista científico, cuáles son las repercusiones de la fractura hidráulica sobre el medio ambiente.
La resolución que da vía libre a la concesión de nuevos permisos sobre la fractura hidráulica se produjo un día después de que en Estrasburgo se debatiera largo y tendido sobre las encontradas opiniones que sobre esta cuestión van formándose los partidos políticos, que como los ciudadanos en general apenas conocían hace un lustro.
La votación sobre el fracking se produjo en una sesión plenaria en la que se debatía además sobre la necesidad de limitar los efectos del cambio climático, y aquí el fracking se ha colado en los últimos tiempos como uno de los principales puntos de discusión. Por un lado hay quien defiende que esta técnica rebaja las emisiones de CO2 a la atmósfera, reduciendo así el efecto invernadero, pero otros expertos recuerdan que la fractura hidráulica libera cantidades muy importantes de metano, también muy contaminante. De ahí que las posiciones con respecto a una técnica que se está exportando desde Estados Unidos a todo el mundo sea denonimada energía limpia desde algunos ámbitos, mientras que para otros es la nueva gran amenaza a la que se enfrenta el medio ambiente a nivel global.
Por lo pronto, mientras países como Argentina han encontrado en el fracking una llave para extraer ingentes cantidades de crudo a las que hasta ahora no podían acceder, en la Costa Este de Estados Unidos la oposición popular y política a esta técnica es cada vez mayor.