EL Ayuntamiento de Kuartango ha apostado por nutrir de calor a sus instalaciones municipales aprovechando toda la madera no comercial y la maleza que cada año queda abandonada en sus bosques. El proyecto que pilota el teniente de alcalde, Eduardo Fernández de Pinedo, nace como una respuesta ante el alza de los combustibles fósiles a través del autoabastecimiento, y cuenta con la ventaja de que además permite luchar contra los incendios forestales.
Ayer en Zuazo de Kuartango se dieron cita diversas empresas del sector de la biomasa para presentar a los vecinos del municipio las posibilidades que ofrece esta fuente de energía, un sector que, ante el auge de las renovables, cuenta con una constante innovación, pero que en el fondo no es sino un regreso al pasado, a la estufa de leña.
En el polideportivo de la localidad, a la orilla del Baias, suministradores de calderas y estufas, de pellets o de redes de tuberías exteriores trataban de convencer a los vecinos del valle de las bondades de un sistema de calefacción que templó sus viviendas durante siglos y que ahora regresa revisado y mejorado. Ion Ramos es el portavoz de Madera y Fuego, una empresa de Vitoria que surte de calderas, cocinas económicas y chimeneas a "agroturismos, hospederías, pero sobre todo a "chalets, casas de campo y agricultores".
Junto a él, Alfonso Martín presenta a los vecinos de Zuazo sus calderas Hargassner, tanto domésticas como industriales, y sus estufas Rinka. Su empresa de importación eligió optar por estas marcas austriacas por una sencilla razón. Es en este país, al pie de los Alpes, donde la aplicación de la biomasa para calefacción está más implantada y desde hace más tiempo, y por tanto donde la tecnología es mejor. "Son productos líderes en el mercado europeo, que sabemos que no van a tener ningún problema, y los distribuimos por toda la Península Ibérica". A cambio, el cliente debe desembolsar más dinero que el que se paga de media por este tipo de aparatos, pero según Alfonso merece la pena. "Fuimos a Austria porque aunque sea un producto más difícil de vender, porque es sensiblemente más caro, es de alta gama, muy versátil, y preferimos ir a la seguridad".
En toda Europa "nos llevan treinta años de ventaja" en este campo, afirma Alfonso, y en Austria más. El país centroeuropeo "es la referencia en cuanto a biomasa. Son los primeros que empezaron, luego siguió Alemania, Canadá, pero Austria es la cuna, donde más experiencia tienen y donde más invierten".
Mientras en Europa la biomasa copa el 60% del mercado, en el Estado "estamos naciendo", señala Alfonso, quien explica que en latitudes más septentrionales hay una cultura mucho más arraigada sobre estas cuestiones que se traduce en la palabra mágica que persiguen iniciativas como la del Ayuntamiento de Kuartango: ahorro. "En Austria el aislamiento de las casas no tiene nada que ver con lo de aquí. Allí una casa de 400 metros cuadrados funciona con una caldera de 15 kilovatios, muy por debajo de lo que nosotros estamos acostumbrados a poner", explica el importador.
Juan Manuel Rodríguez viene a Kuartango de la mano de la firma Rehau, que se dedica a instalar redes de tuberías exteriores -pensadas para abastecer a diferentes edificios- preparadas para no perder calor en su camino de la caldera al radiador. "Lo que hacemos es optimizar la energía de producción, reducir mucho las pérdidas de calor, y por otro lado ofrecemos los accesorios para ir bifurcando esas redes y llegar a todos los puntos de consumo. Al final el objetivo es que en el punto de consumo esté la máxima energía posible", señala Juan Manuel.
Ésta, la de la red comunitaria para varios edificios, es la opción elegida por el Ayuntamiento de Valcarlos, en el Pirineo navarro, para calentarse mediante la biomasa. Hoy su alcalde, Fernando Alzón, dará conocer su experiencia en este campo a los vecinos de Kuartango.
pros y contras Juan Manuel, Alfonso y Ion presentaban sus productos ante unos vecinos que ayer analizaban pros y contra del regreso a la leña. "La mayoría de las casas todavía se alimentan de biomasa, pero en forma de madera", explicaba Rafa Gómez, vecino del valle, quien recuerda que a día de hoy se siguen haciendo "suertes" y se recoge madera del monte. Sin embargo, y aunque ve positivo apostar por la biomasa para "eliminar el consumo de productos fósiles como el gasoleo, que contamina mucho más", también ve pegas en los nuevos productos de este sector en auge.
"Son calderas más modernas, pero puedes tener otro tipo de problemas. Antes con una cocina económica, aunque no hubiera luz tenías calor, ahora si falta la corriente estas calderas no funcionan ninguna, aunque ya es muy difícil que salte la luz. Antes las redes eran muy arcaicas y cuando nevaba, que era cuando más falta te hacía el calor, se iba", señala.
En todo caso, Rafa ve la iniciativa del Ayuntamiento como "una buena idea", que en el fondo consiste en "volver a lo antiguo. Antes -recuerda- teníamos leña, nos pasamos al gasoil, y como esto se está disparando nos volvemos a la leña, que además en esta zona abunda".
Otra ventaja que Rafa ve en el proyecto es la posibilidad de crear empleo en el valle, pues "hace falta una empresa que saque la leña, que la pique, que la transporte, y a eso se suma el montaje de las instalaciones". Eso sí, el miedo que tiene este vecino de Kuartango es que una vez se apueste por la biomasa ocurra lo mismo que con el propano, cuyas facturas se han disparado en los últimos años. "Habría que intentar regular los precios, que el mismo Ayuntamiento o alguna empresa digan que se va a trabajar a un precio concreto. Vamos a aprovechar todo el material que tenemos aquí, autoabastecernos y aprovecharnos nosotros, no que la gente se aproveche de nosotros", concluye.