Vitoria. Cáritas lanzó ayer un aviso de emergencia. En los últimos cinco años el número de ciudadanos asistidos por la organización sociocaritativa de la Iglesia ha aumentado un 174% hasta superar el millón de personas, un volumen de trabajo que la ONG es ya incapaz de asimilar. Sebastián Mora, secretario general de la organización, presentaba el informe Los efectos permanentes de la crisis, en el que se pone en conocimiento de los ciudadanos que Cáritas está cargando con servicios que deberían asumir las instituciones.

"Las personas se quedan más tiempo con nosotros y los recursos empiezan a estar al límite. No podemos, ni debemos, ni queremos atender a todo el mundo, no es bueno que hagamos el trabajo del Estado", advirtió Mora, que mostró su "honda preocupación" y "radical incertidumbre por los efectos de la crisis", además de trasladar que desde Cáritas se siguen "conmoviendo con desesperanza ante una crisis más extensa y un empeoramiento de la misma, profundo y rápido". El secretario general opina, además, que se están "erosionando los mecanismos básicos de la ayuda social".

En el informe presentado ayer se recoge que el número de personas atendidas por los servicios de acogida y asistencia de Cáritas ha pasado de 370.251 personas en 2007 a poco más de un millón en 2011. Según el coordinador del equipo que ha elaborado el estudio, Francisco Lorenzo, en el mismo se refleja la desigualdad territorial en los requisitos para las ayudas solicitadas por las personas más necesitadas dependiendo de las comunidades autónomas. Lorenzo explicó que el 36% de las Cáritas Diocesanas han apuntado que existen practicas discriminatorias constatadas en el acceso a prestaciones o servicios sociales públicos en distintas comunidades. A su vez, Lorenzo advirtió de que la crisis está cambiando a a la sociedad y "estamos asistiendo a la pérdida de avances sociales que no recuperaremos cuando finalice".