El buen tiempo respetó una jornada especial. Y ello contribuyó a que la cita en el santuario de Santa María de Angosto se celebrase como requería, es decir, en compañía de miles de personas. En principio, se esperaban hasta 10.000 visitantes y, visto lo visto, el gentío que quiso acercarse hasta el corazón de la Cuadrilla de Añana para disfrutar de la Feria de Artesanía rondaría la cifra. En cualquier caso, fue un éxito en cuanto a afluencia y en cuanto al género expuesto. Al menos, los stands de artesanía y de productos típicos alaveses que se habilitaron para la ocasión -en número cercano a los 70- asistieron a un continuo trajín desde bien entrada la mañana hasta pasada la hora de comer. Respecto a las ventas, ese fue otro cantar, ya que éstas anduvieron remolonas, que ya se sabe que la crisis afecta a los bolsillos de manera directa. Y más ahora que el IVA se ha puesto a niveles imposibles.
Sea como fuere, un año más se cumplió con la tradición que dicta que el primer domingo de septiembre es el elegido para que las campas del santuario de Santa María de Angosto, junto a la localidad de Villanañe (municipio de Valdegovía), cambien de fisonomía y abandonen por un día su proverbial tranquilidad para acoger el bullicio y la participación de la Feria de Artesanía, que parte siempre con la intención de potenciar los atractivos culturales, económicos y naturales de la comarca. Precisamente, para lograr ese objetivo, los organizadores del evento -Asociación de Desarrollo Rural de Añana, en colaboración de la Diputación Foral de Álava- se esmeraron e intentaron desde primera hora de la mañana acercarse al éxito de la edición del verano de 2011, cuando se llegó a contabilizar la presencia de entre 10.000 y 12.000 personas. Según indicaron ayer, durante muchos años, esta feria fue la más renombrada de la zona y a ella acudían ganaderos de todos los pueblos de alrededor. Hace aproximadamente medio siglo, esta cita dejó de celebrarse hasta que se recuperó a principios de la década de los noventa. Desde entonces, la feria ha conseguido consolidarse de nuevo gracias a la importante asistencia de público y a la presencia de numerosos artesanos. El pasado año, de hecho, fueron más de 70 los que estuvieron presentes. Dadas las circunstancias, el diputado de Agricultura, Borja Monje, explicaba hace unos días que "la cita es una gran oportunidad para conocer las potencialidades de esta extraordinaria comarca".
Degustación esencial Sea como fuere, y para garantizar el éxito de la jornada, los organizadores prepararon un sorteo de productos típicos nacidos en los campos alaveses y una degustación popular de ternera con patatas, que se convirtió en parte imprescindible de la feria y todo un éxito. En concreto, para esta XXII edición, Boilur, que es la federación que agrupa a las sociedades gastronómicas del territorio histórico, tenía previsto repartir más de 1.000 raciones entre los asistentes.