Bilbao. El impacto medioambiental del Tren de Alta Velocidad es uno de los principales argumentos utilizados tanto por los que se oponen al proyecto de la Y vasca como por sus defensores y promotores. Mientras los primeros destacan que la infraestructura ferroviaria supone una enorme agresión al paisaje y al medio ambiente de zonas muy específicas de Euskadi, los partidarios del TAV señalan que se trata del medio de transporte tecnológicamente más avanzado y el más compatible con las exigencias medioambientales.
En el caso del proyecto de Y vasca -el tren de alta velocidad que enlazará las tres capitales de la CAV y conectará Euskadi con los corredores ferroviarios atlántico y mediterráneo- su redacción inicial incluye numerosas actuaciones de recuperación del entorno tras las obras, así como medidas medioambientales para minimizar el impacto de elementos del trazado y su posterior utilización por los trenes de alta velocidad. Algunas de estas medidas, como las pantallas antirruido, ya han empezado a hacerse visibles en el paisaje vasco. Los túneles y viaductos, que abundan en los 172 kilómetros del trazado -hay previstos 80 y 71, respectivamente-, también requieren actuaciones específicas de armonización medioambiental, como la rebaja del rasante y la integración visual de las bocas de los túneles.
Según las previsiones de Adif, que se encarga de la construcción de la plataforma entre Gasteiz y Bilbao, en conjunto se invertirá una media del 12% del coste total de las obras -la inversión estimada asciende a 4.178 millones de euros- en la protección medioambiental. Esta inversión incluye, entre otras cosas, la instalación de elementos de preservación del entorno natural y actuaciones de recuperación de la cubierta vegetal afectada por las obras. En concreto, en el trazado entre Gasteiz y Bilbao se revegetarán más de 2.433.132 m2 (equivalentes a 243 campos de fútbol) y se replantarán 118.623 árboles autóctonos, como robles, hayas y encinas, así como especies de menor porte y arbustos. Además, en zonas concretas, como la que comprende el viaducto de Larrinagatxu, en el tramo Abadiño-Durango, se han empezado a instalar pantallas acústicas integradas arquitectónicamente con la estructura y con el paisaje.
Está previsto colocar estas pantallas antirruido en aquellos puntos sensibles donde se prevé que la circulación de los trenes de alta velocidad genere una contaminación acústica superior a los niveles establecidos. Se trata de una actuación medioambiental incluida en el proyecto a pesar de que el tren es el medio de locomoción que recibe menos quejas de contaminación acústica.
Contaminación Acústica Según los expertos, el ruido que genera un tren al circular depende generalmente de las características de la vía, de la tecnología de tracción utilizada y del grado de fricción aerodinámica. Destacan que aunque el impacto sonoro producido en cada punto es relativamente breve (lo que dura el paso del tren), éste es proporcional a la velocidad de circulación y puede constituir una molestia notable en la proximidad de estaciones, intercambiadores y otras zonas de alta densidad de tráfico. La contaminación acústica se mide en decibelios y según los detractores del TAV el impacto que tendrá el nuevo medio de transporte será “severo” en todo el trazado. Según un informe de una plataforma contraria al TAV, se calcula que “en un pasillo de 250 metros a cada lado de la vía podría llegarse a niveles de entre 94 y 79 decibelios, sobrepasando los niveles aceptables”. En el mismo sentido, un informe de expertos señala que “algunas de las mediciones realizadas en corredores de alta velocidad han alcanzado valores de hasta 80/90 decibelios, lo cual resulta molesto cuando está cerca de áreas habitadas”. De ahí que el proyecto de Y vasca incluya la incorporación de pantallas antirruido en varios puntos.
En otros casos lo que se ha tenido en cuenta son las peculiaridades de la fauna de la zona. Eso ha ocurrido, por ejemplo, en el tramo Arrazua-Legutiano, donde para la construcción de las pilas del viaducto sobre el río Zadorra se respetó el periodo de parada biológica y se realizaron rellenos en el lecho del río que fueron retirados antes del inicio de la parada.
En el caso de los túneles, las medidas medioambientales incluyen la construcción de balsas de decantación en el exterior para extraer los sedimentos de las aguas, la instalación de sistemas de evacuación de vertidos y el seguimiento analítico de las aguas para evitar posibles vertidos contaminantes.