VITORIA. Euskadi también is different en lo relativo a incendios forestales. Mientras la mitad del territorio peninsular e insular español vive todos los veranos en situación de elevado riesgo, la geografía vasca aplaza hasta el mes de septiembre el arranque de su particular temporada alta de fuegos. Y es que es a partir de ese mes y hasta abril cuando el patrón del 30-30-30 (temperatura-humedad-velocidad del viento) empieza a tomar cuerpo y representar un peligro que el año pasado, sin ir más lejos, se saldó en Bizkaia con 45 siniestros en ese intervalo de los 57 registrados en todo el ejercicio.

Así lo confirmaba Carlos Uriagereka, jefe del Servicio de Montes de la Diputación, quien explicaba cómo "paradójicamente, el mayor peligro se produce en el otoño y el periodo invernal, debido a que la vegetación se encuentra seca y presenta una mayor combustibilidad. Estas épocas ligadas a situaciones meteorológicas de fuerte viento sur con temperaturas medias altas, son las de mayor riesgo de episodios de incendios". El resto de territorios históricos se encuentra en un escenario similar, con el predominio de matorral y pasto bajo destruido, y en la mayoría de las ocasiones por descuidos y negligencias.

En cualquier caso, las labores de prevención (que incluye la limpieza de zonas arboladas y boscosas) ha sido fundamental en la última década para conservar a la Comunidad Autónoma Vasca en una especie de vergel. En ese tiempo, se calcula que más de 8.000 hectáreas han quedado arrasadas en los montes vascos. El nivel de humedad existente en la CAV ayuda a que las incidencias computadas sean de 1,88 por cada 10.000 hectáreas arboladas, mientras que la media española se encuentra en 7,26.

Prevenir y concienciar Estos bondadosos datos dejan al descubierto una importante labor de prevención y concienciación con los colectivos (baserritarras y ganaderos, principalmente) que viven de la tierra pero que, ciertas veces son la inocente mano ejecutora de fuegos por la quema de rastrojos. Explicaba Uriagereka que a nivel de labores preventivas, a lo largo del año se llevan a cabo múltiples actuaciones desde el Servicio de Montes que tienen que ver con la gestión de los montes públicos con presupuestos propios del departamento y en los de propiedad privada por medio de medidas de ayuda al mantenimiento de las masas forestales.

Estas medidas consisten en desbroces, podas y entresacas de los montes, actuaciones que suponen una reducción del material combustible y, por lo tanto, "una discontinuidad en la propagación de los incendios". Otro tipo de medidas que también suponen una mejora en la eficacia de la lucha contra los incendios son el mantenimiento y apertura de pistas forestales, el establecimiento de cortafuegos, limpieza de calles de líneas eléctricas, etc.

"A modo de lucha indirecta también se trabaja en estrecha colaboración con las asociaciones de ganaderos de ganado de monte para la erradicación del fuego en la mejora y utilización de pastos, estableciendo programas de mejoras agroambientales en la gestión de estos pastos y minimizando el fenómeno de los incendios forestales", detallaba el responsable de este Servicio en la Diputación.

Dentro de este capítulo, la institución foral cuenta también con tres retenes de vigilancia con un total de nueve componentes entre guardas forestales, capataces y operarios forestales. Asimismo, otros 15 técnicos trabajan en labores de planificación, dirección y asistencia a la prevención de incendios. Y a ellos habría que sumar cinco chóferes que hacen labores de asistencia, avituallamiento y labores de vigilancia.