vitoria. Técnicos del Consejo de Seguridad Nuclear acudirán el próximo 16 de agosto, en Bruselas, junto con otros países europeos y Estados Unidos, a una reunión convocada por el regulador atómico belga, tras haber decidido parar el reactor de la central nuclear de Doel (norte de Bélgica) para analizar las "numerosas anomalías" detectadas en su vasija. Lo hacen porque este elemento clave de la instalación fue adquirido a la marca holandesa Rotterdam Droogdok Maatschappij, con la que están fabricados reactores de una veintena de países, entre ellos el de la planta de Garoña y el de Cofrentes, en Valencia.

Fuentes del CSN explicaron ayer que el reactor belga parará hasta finales de agosto después de que una prueba volumétrica de ultrasonidos detectara lo que se denomina una "indicación" en la vasija del reactor. Por ello, el objetivo ahora es analizar si existe realmente un defecto y si este defecto es aceptable o no. En caso de que no lo fuera, la central tendría que cerrar y si es aceptable, tendrá que estudiarse como solucionarlo.

Además, el CSN precisó que tanto los técnicos de Cofrentes como los de Garoña no detectaron ninguna "indicación cuando se realizó la misma prueba en sus reactores" y recordaron que aunque el material sea el mismo las centrales no son idénticas ni tampoco las condiciones en las que funcionan. Por ejemplo, tanto la central belga como la de Garoña funcionan con agua a presión, pero la primera trabaja con el doble de presión que la española, 157 atmósferas frente a 63.

El Gobierno del PP decidió este mismo año prolongar la actividad de la instalación burgalesa hasta 2019, pese a que el Ejecutivo del PSOE decretó el cierre para 2013.