Vitoria. Mañana es el gran día. Miles de vitorianos llevan todo el año aguardando pacientemente a que los cielos se abran sobre la capital alavesa y que de ellos descienda la figura festiva de Celedón para concederles toda una semana de alegría desbordante. Los hosteleros de la ciudad también aguardan con impaciencia la avenida de La Blanca, aunque por razones más pragmáticas, ya que la campaña de fiestas les servirá para hacer caja y capear una temporada realmente complicada. A diferencia del año pasado, que vino en jueves, los hados del calendario han querido que el de Zalduondo llegue a la ciudad en sábado, lo cual ha descalabrado bastante la semana. Al menos en lo que a la hostelería se refiere. "Tal y como han caído las fechas, han formado una de las peores combinaciones", explica Luismi, que verá descender a Celedón en primera línea desde su local de la Virgen Blanca. "Que empiece en sábado significa que muchos vitorianos pueden quedarse un par de días en fiestas y luego marcharse. Lo más probable es que luego vaya todo hacia abajo. Durante el día, si el tiempo acompaña, aguantaremos, pero la noche va a ser más complicada. Todo ello unido a la crisis... Pensamos que puede ser algo peor que el año pasado", reconoce.

El Día del Blusa, o mejor dicho la noche anterior, resulta siempre un indicador que avanza más o menos cómo pueden funcionar las cosas a lo largo de La Blanca. "No fue malo -valora-, pero en mi caso sí que fue más floja que el año pasado y creo que las fiestas irán por la misma línea. Es cierto que hubo mucho ambiente y que de puertas para fuera siempre parece que hay mucha gente, pero los números cantan y la caja no miente".

Iñigo, de El Parral, establecimiento situado en el corazón del Casco Histórico de la ciudad, también realiza una lectura pesimista de cara a los próximos días. Sobre todo por la carambola adversa del almanaque. "El año pasado arrancamos en jueves, que es un día ideal para comenzar. Este año empieza en sábado, que es algo terrible. Tendremos el sábado a reventar, vendrá mucha gente de fuera, el domingo habrá mucho meneo también... Y luego vendrán unos cuantos días en lo que los de fuera no regresarán y los de casa se irán fuera de Vitoria", anuncia. "Yo apuesto sólo por el sábado y el domingo", asume el hostelero.

La víspera del Día del Blusa, en el caso del establecimiento de Iñigo, no resultó malo, aunque sí algo peor que la del año pasado. "La gente salió bastante tarde, no sé por qué", señala. Al día siguiente, en plena ebullición de la carrera de burros y de la venta de ajos, el asunto se recondujo. "Durante el día hubo mucha gente, estuvo estupendo", asegura.

También en un enclave privilegiado, aunque lejos del centro, Raúl, del Vittoria Bar, cree que la semana será favorable pese a las fechas. A su favor, el ambiente que muchos también buscan en estos días: festivo pero apartado del bullicio. "Creo que vamos a trabajar bien. No de sopetón como le sucederá a los locales del centro durante los dos primeros días, pero espero mantener una línea constante. De momento tengo el restaurante lleno para el 4 y algunas reservas para el resto de la semana. De hecho, espero trabajar mejor que el año pasado", resume.

optimismo 'green' Por su parte, el presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Álava y titular del restaurante Andere, Fabián Tobalina, apuesta decididamente por el optimismo. "Los dos primeros días de fiesta van a ser tremendos, va a venir muchísima gente", vaticina. En general, anuncia, "una ocupación muy importante desde el sábado por la mañana" y admite que si bien el día 6 marcará un punto de inflexión a la baja, "no creo que el descenso sea excesivo". "Confío en que el efecto de la Green Capital nos ayude a que la gente se anime a pasar unos cuantos días descubriendo la ciudad. Teniendo todo esto en cuenta, creo que La Blanca de este año será un poquito mejor que la de 2011", señala.

También los sindicatos realizan su propia lectura de los días que se avecinan y Bittor, responsable del sector de la hostelería de LAB en Álava, considera que, a diferencia de otros años, la crisis puede recortar el volumen de contrataciones de extras. "Pienso que habrá menos contrataciones y que los hosteleros meterán muchas más horas para evitar tener que echar mano de personal externo. Además, como se espera que la crisis afecte a las fiestas, no habrá mucha intención de contratar".

Y cuando las fiestas hayan concluido, llegarán septiembre y la temida subida del IVA. Los hosteleros avanzan que mantendrán inalterable su lista de precios y el presidente de la Asociación reconoce que este nuevo revés económico "será asumido por los propios profesionales".