capmany (girona). Joan Aguilera, uno de los vecinos de Capmany que el pasado domingo se quedó atrapado por el fuego, recordó ayer que lo ocurrido fue "un infierno increíble" capaz de ponerle "la piel de gallina" a cualquiera. Joan Aguilera vio como el cielo se tiñó de rojo el pasado domingo a mediodía y recibió el aviso de los Mossos de Esquadra de abandonar el pueblo. El vecino de Capmany relató con angustia que "creíamos que nos quemábamos, ha sido un infierno increíble". "Media hora después nos dijeron que bastaba con que nos quedáramos confinados en casa, con puertas y ventanas cerradas", por lo que todos pensaron que el fuego no llegaría al pueblo, que ya se había librado de las llamas en anteriores incendios forestales.

"Muchos vecinos decidimos subir a la parte más alta del pueblo, al cementerio, y desde allí vimos como las llamas arrasaban toda la parte sur, donde está el camping, de manera bestial", explicó Aguilera. Aguilera dijo que las condiciones meteorológicas - el viento de más de 90 kilómetros por hora, la falta de humedad y la sequedad de las tierras - y de suciedad del bosque favorecieron las llamas.