Bilbao. A partir de septiembre más de 300 funcionarios vascos podrán trabajar desde casa. "Yo desde luego voy a presentar la solicitud y espero que me la den". Quien habla con esta determinación es Oihana Lertxundi, una traductora del Instituto Vasco de Administración Pública (IVAP) que el año pasado participó en Telelana, un proyecto piloto de teletrabajo que el Gobierno vasco puso en marcha en el Departamento de Justicia y Administración Pública. En él participaron 29 funcionarios y los resultados fueron tan buenos que el Ejecutivo López ha regulado la prestación de servicio en la modalidad no presencial a través de un decreto.
Fuentes del Departamento de Justicia aclararon que el periodo del teletrabajo será de un año, tiempo tras el cual el funcionario deberá volver en su oficina habitual por seis meses, una fórmula con la que se "pretende evitar que el teletrabajo produzca desarraigo en los empleados públicos", un sentimiento que no se instaló precisamente entre quienes ya han experimentado el trabajo en casa. De hecho, el cien por cien de los funcionarios del piloto de Telelana coincide en recomendar esta modalidad de trabajo por el ahorro o la mejor gestión del tiempo.
Este es el caso de Ohiana, de 37 años, quien recomienda la experiencia tanto por el beneficio personal como por la mejora de la productividad. Esta traductora decidió acogerse al programa porque reside en Zarautz, "vivo a 90 kilómetros de Lakua, y este año incluso a más, lo que me supone un gasto en tiempo y en dinero que con el teletrabajo me ahorro", apunta. Según su experiencia, las ventajas de poder trabajar en casa es la "flexibilidad horaria" y, sobre todo, "que no tengo que estar dos horas en carretera", argumenta. Todo ello contribuye positivamente en el estado de ánimo, lo que redunda evidentemente en una mejor productividad.
"Puede que sea demasiado tonta o me tomen por hippie pero creo que el hecho de que estés más feliz y de mejor humor hace que funciones mejor a la hora de trabajar", afirma esta funcionaria del IVAP. Tanto es así que en el servicio en el que trabaja "los resultados han sido mejores", comenta. Pero su caso no es aislado. Los controles realizados al final de la experiencia, que ha permitido a sus protagonistas teletrabajar tres días cada semana, constatan que la productividad ha aumentado en un 69,23 % de los casos, y que la calidad del trabajo realizado se ha incrementado un 42,31 %. Además, casi nueve de cada diez teletrabajadores consideran que su capacidad de organizar tiempo y trabajo ha aumentado, y hasta el 84 % estaría dispuesto a continuar desempeñando su labor en las mismas condiciones.
Mejora la salud Esta modalidad de trabajo también tiene efectos positivos en el bienestar de los trabajadores. Según el Gobierno vasco, los funcionarios observaron que su salud (57,69 %) y su estado de ánimo (76,92 %) mejoraron. Asimismo, el teletrabajo consigue uno de los objetivos buscados: la conciliación familiar. Casi el 93 % afirma que tuvo más tiempo para poder afrontar tareas personales y familiares (92,13 %) y que durante la experiencia en alguna ocasión se han forzado a trabajar más (84,61 %). En este sentido, Oihana afirma: "Al no tener cargas familiares mi día a día tampoco cambió demasiado, hacía lo mismo, aunque sí es verdad que si tenía que hacer alguna gestión, la hacía, pero luego te tienes que ajustar para poder cumplir con el trabajo asignado".
Quienes se acojan a esta opción tendrán que trabajar tres días desde casa y dos días desde su puesto, de acuerdo con su jornada y horarios habituales, para asistir a reuniones de coordinación y participar en proyectos comunes. Según el Departamento que dirige Mendia, tendrá preferencia el personal con alguna discapacidad permanente o temporal, las víctimas de violencia de género, las personas que tengan a su cuidado menores o familiares dependientes o las que estén realizando estudios. También se tendrá en cuenta la distancia del domicilio al puesto de trabajo y la dificultad para acceder al transporte público para esos desplazamientos.
La Administración vasca facilitará un ordenador portátil con acceso a las aplicaciones informáticas de su Departamento, un número de teléfono IP o móvil corporativo y un servicio de atención telefónica en caso de incidencias en el servicio. La Diputación Foral de Bizkaia también quiere probar esta modalidad de trabajo. Así a partir de octubre una veintena de funcionarios podrán trabajar tres días desde casa. Con esta medida, el ente foral persigue facilitar la conciliación laboral y familiar de sus empleados así como la integración de personas con discapacidad para quienes los desplazamientos al lugar de trabajo suponen todo un esfuerzo.