Vitoria. Ofitas de San Felices explotará la cantera que tiene en concesión en Peñacerrada durante 90 años ante las dificultades que encontró con el Gobierno riojano para continuar trabajando en Haro a causa del fuerte impacto medioambiental que había ocasionado y que ahora está tratando de paliar con la reconstrucción del lugar. Precisamente en ese término de La Rioja, Ofitas quería haber ampliado la cantera, pero se encontró con la dificultad de la existencia de la autopista, por un lado, y de espacios protegidos como Red Natura 2000 de los Montes Obarenes, a continuación de ella. Ello la obligó a modificar su proyecto de trabajo para adaptarse a la normativa del Gobierno riojano, que había establecido parámetros de protección más rígidos que los que había hasta ese momento, a principios de este año.
La iniciativa de frenar la expansión y acometer la restauración medioambiental partió de la propia empresa, que se decantó por ejercer "el menor impacto posible en el medio ambiente" minimizando las afecciones que causa la actividad minera, proponiendo la "restauración ambiental" posterior, identificando y valorando la repercusión de la explotación y fijando "la forma de garantizar el cumplimiento de las indicaciones y medidas protectoras y correctoras propuestas".
Desde la concesionaria se propusieron trece acciones "susceptibles de ocasionar impactos ambientales". Desde la emisión de partículas de polvo, la emisión de ruidos, la afección sobre aguas superficiales y subterráneas, la destrucción de la cobertura vegetal existente en la zona, la destrucción del hábitat de diferentes especies, la alteración del paisaje o el consumo de los recursos naturales, entre otras circunstancias.
De ahí que se planificaron medidas correctoras como el uso de compresores de bajo nivel sónico y silenciadores en la perforación, de captadores de polvo y la eliminación del vertido entre bancos para reducir la suspensión de polvo, la creación de canales perimetrales para proteger las aguas superficiales, la creación de una zona de de protección visual en los niveles superiores próximos a la autopista y pantallas arbóreas, y la realización de labores de restauración del área sometida a explotación, controlando el proceso de regeneración de la vegetación. Todo esto se ha cumplido, pero lo cierto es que la cartera de pedidos de Ofitas urgía de una localización nueva pata poder suministrar esas piedras -ofitas- para el desarrollo de la vía del Tren de Alta Velocidad. Y es entonces cuando la empresa miró hacia la concesión que tenía en Peñacerrada, apenas trabajada hasta ese momento.
Temores ambientales La solicitud para reabrir y ampliar esta explotación se presentó en el año 2004 y, desde entonces, se han sucedido diferentes declaraciones de impacto medioambiental que conllevaban correcciones por parte de la empresa solicitante. Al contar con la concesión ya se estaba trabajando en ella. Y es que el objetivo del trabajo minero es la extracción de 5,6 millones de toneladas de arcillas y ofitas, en una explotación a cielo abierto, con un río cercano y con una previsión de transporte de cinco camiones a la hora que, previsiblemente, pasarían por Peñacerrada, Payueta, Labastida y Salinas de Buradón. A estas complicaciones se sumaría el propio trabajo minero, que se llevaría a cabo mediante explosiones controladas en una zona de nidificación de aves, con lo que durante la época de cría, éstas no se podrían realizar.
Junto a ello está el impacto sobre el paisaje, ya que al ser una mina a cielo abierto, el arroyo del Molino quedaría por 10-20 metros por encima de la explotación minera, con el consiguiente riego de desbordamiento. Por ello, los diferentes departamentos que han intervenido en el proceso calificador han señalado todas las medidas correctoras que tiene que ejecutar la empresa, desde reconstruir un monte hasta el número de especies arbóreas y arbustivas que debería plantar la empresa por cada hectárea afectada.
Aseguradas esas medidas proteccionistas, el último paso fue comprobar que la explotación iba a ser rentable y que no se abandonaría si no lo era. Para ello se tenía que superar una facturación de 601.012,00 euros (100 millones de pesetas) en concepto de valor en venta de los productos del yacimiento minero. Y también se cumplió documentalmente en diciembre de 2011: en el año 2010 "alcanzó un valor no inferior a 1.018.291,60 euros (169.429.466 pesetas), lo que es netamente superior a los 100.000.000 pesetas. Asimismo, se comprueba que el destino de parte de la producción supera la distancia de 60 kilómetros del termino municipal donde se explota. Asimismo se pudo comprobar que la cantera se encuentra en explotación y que el destino de la producción se orienta a la fabricación de Asfaltos y productos análogos", como se certificó por parte del Departamento de Industria y Minas.