El autor de El arte de no amargarse la vida explica cómo, a base de autoterapia, uno puede convertirse en alguien "más fuerte, eficaz y feliz". Santandreu afirma que muchos de los tratamientos psicológicos actuales son ineficaces e insiste en que la clave está en nuestras manos.

¿A quién está destinado su libro?

A todo el mundo, porque todos somos un poco neuróticos. Exagerar y dramatizar está en nuestra naturaleza, y por eso, todo el mundo puede aprender a ser más fuerte. De todas maneras, a quien le hace más falta es a la gente más neurótica. La gente que tiene depresión, ansiedad... trastornos de este tipo.

¿Cuáles son las claves de su terapia?

La primera es darnos cuenta de que las emociones son siempre producidas por tus pensamientos. No son las cosas que nos pasan las que nos afectan, sino lo que nos decimos acerca de ello. Esa es la cuestión para encontrarte mejor a nivel emocional. La segunda clave consiste en cambiar de filosofía de diálogo interno para convertirnos en personas que necesitamos poco para estar bien, tanto material como inmaterial.

Teniendo esto en cuenta, ¿podemos superar la 'necesititis' de la que habla en su libro?

Sí. Los seres humanos pensamos que necesitamos muchas cosas materiales e inmateriales para estar bien y eso te hace muy débil a nivel emocional, porque no es verdad.

¿Esta situación ha sido siempre así o se ha incrementado en los últimos años?

Se ha incrementado. Contra más oportunidades tiene una sociedad, más puede caer en la trampa de convertir los deseos en necesidades imperiosas. Antes, cuando no había tantas oportunidades, la gente deseaba menos y entonces no se exigía a sí mismo tantas cosas. El tener muchas oportunidades es una ventaja y una desventaja.

Y para superar situaciones extremas emocionalmente, ¿también sirve este método?

Las personas realmente fuertes no consideran que haya nada desesperante, ni si quiera su propia muerte. Por tanto, siempre podemos optar por no calificar como terrible nada y comprender que tenemos oportunidades para hacer cosas valiosas y ser felices, aunque cueste más trabajo.

En su libro también habla de la 'terriblitis', la tendencia a calificar de terrible cosas que no lo son. ¿Algún ejemplo característico?

Un ejemplo típico es la idea de que necesitamos pareja para estar bien. Esta creencia irracional conduce a la terriblitis con facilidad porque si crees eso y no tienes pareja, te haces una desgraciada o desgraciado a ti mismo. Pero si la tienes, también, ya que estás introduciendo demasiada tensión en esa relación y no vas a soportar la posibilidad de perderla.

Para usted, entonces, el trabajo, el amor, la amistad o la salud, ¿son algo prescindible?

Sí. Son deseos, beneficios legítimos, pero no indispensables. Si no los tienes está demostrado que puedes ser muy feliz. Es algo que viven millones de personas en el mundo que no tienen alguno de esos bienes. Monjes que prescinden del amor sentimental, gente que no tiene empleo fijo en África pero mientras tengan para comer, están contentos... Si abrimos nuestra mente veremos que en realidad no son cosas tan necesarias.

¿Diría que nos hemos acomodado demasiado?

Más que acomodarnos, nos hemos auto exigido demasiado. Que alguien quiera, por ejemplo, tener comodidades y beneficios, está muy bien. Otra cosa es que te exijas tenerlo para estar mínimamente bien. Eso es lo que está mal.

El hecho de que, por un lado, no nos debamos exigir tanto pero, por otro, tengamos que hacer un cambio radical de forma de vida para ser felices, ¿no es una paradoja?

Sí. Pero en esta vida, para lo único que se necesita una buena dosis de esfuerzo, una gran fuerza de voluntad, es para hacer este cambio de chip. Para todo lo demás, no es necesario.

¿Es posible cambiar a cualquier edad?

Sí. En mi libro menciono a María Luisa Merlo, madrileña de más de 60 años. Ella misma explica en su autobiografía que toda su vida fue una gran depresiva y cambió a la edad de 50 años tras hacer una fuerte terapia, hasta el punto de que ella dice que a esa edad, aprendió a ser feliz. Es un ejemplo palpable de que se puede cambiar a cualquier edad.

En su libro menciona también a Christopher Reeve, el actor que interpretó a 'Superman'. ¿Fue también un superhéroe en la vida real?

Claro. Esos son los auténticos superhéroes, personas tan fuertes y maduras que se dan cuenta de que pueden hacer cosas valiosas que les llene de satisfacción prácticamente bajo cualquier circunstancia. Christopher puede ser considerado una persona admirable como pocas.

¿En qué se diferencia su libro del resto de manuales de autoayuda?

A mí no me gustan la mayor parte de los libros de autoayuda porque, en realidad, no están basados en métodos científicos, sino que son colecciones de métodos bonitos que no tienen eficacia. Mi libro está basado en una terapia cognitiva de la cual se han hecho más de 2.000 estudios publicados en revistas científicas. Tanto en medicina como en psicología, la gente sólo debería leer libros avalados por estudios que demuestren su eficacia.

Y los tratamientos terapéuticos y psicológicos, ¿son eficaces?

Tampoco. Por ejemplo, el psicoanálisis está demostrado que no funciona. Se ha demostrado que no es cierto que la gente esté mal por un trauma infantil. La gente está mal por las conclusiones a las que ha llegado acerca de lo que ha pasado, es decir, por sus pensamientos. El problema, por tanto, es su filosofía actual, su visión del mundo, sus creencias. La única terapia que tiene sólidos porcentajes de curación es la terapia cognitiva. Es lo semejante a la medicina normal en el mundo de la psicología.

¿Recomienda acompañar la lectura de su libro con algún otro tratamiento directo?

No. Este libro es como un manual para aprender inglés por tu cuenta. De hecho, mucha gente me está escribiendo desde hace meses diciéndome que están cambiando, que están reformándose ellos solos, sin necesidad de terapia. Esto es como todo. Seguramente hay gente a la que le será más fácil con la guía de un terapeuta, pero sobre todo por la perseverancia que esto implica. Pero si tú puedes llevar a cabo un trabajo un poco más independiente y te obligas un poquito, no necesitas un terapeuta.

Comparte muchos de los principios budistas, ¿es la religión que más se acerca a su método?

Todas las filosofías que existen, la grecorromana, el hinduismo, el tao, el budismo y el cristianismo bien entendido, recogen una serie de principios muy parecidos acerca del bienestar de la mente humana. Todo aquel que ha hecho un trabajo intelectual acerca de la mente, ha llegado a conclusiones muy parecidas porque el hombre es igual desde el principio de los tiempos. Lo que aporto en mi libro es un conjunto de principios libres de contenidos supersticiosos, algo que a veces las religiones lo llevan consigo.