VITORIA. Toda precaución es poca cuando de lo que se trata es de no perjudicar a miles de estudiantes que, en muchos casos, se la juegan en la Selectividad para ingresar en una carrera. A veces es cuestión de décimas. Tras el escándalo generado el año pasado por el error de traducción al euskera en el examen de química, la UPV/EHU ha puesto en marcha un protocolo de seguridad para "minimizar" el riesgo de que se vuelva a reproducir un hecho similar. También se ha cesado a los coordinadores de la Selectividad de Química del año pasado, Ángel Valea y Elvira González, que han sido sustituidos por otros dos profesores bilingües. Esta baja se produce después de que una plataforma de docentes de química indignados llevase a cabo una campaña de misivas dirigidas a la consejera de Educación para pedir su destitución.

El decálogo de normas articulado por la Universidad vasca propone una serie de medidas de seguridad extra. Los presidentes de los tribunales podrán ver media hora antes el contenido de los exámenes y los cuidadores de las aulas estarán conectados por teléfono para poder resolver a la vez cualquier anomalía que pudiera surgir. Además, se ha creado una Comisión Técnica encargada de revisar y hacer en el tiempo planteado los exámenes que han redactado los coordinadores de cada una de las asignaturas. "Las medidas van en ese sentido, hay todo un listado de 10 o 12 puntos: que todos los ejercicios incluyan la ponderación de las preguntas y aspectos generales de la materia, criterios de corrección, es decir, un solucionario para cada asignatura, criterios de calificación etc", afirma el vicerrector de Ordenación Académica de la UPV/EHU, Francisco Javier Gil.

Gil avanzó que tanto el Ministerio Fiscal como el Defensor del Pueblo (Ararteko) sobreseyeron el caso después de que la universidad diese las debidas explicaciones sobre un error que afectó a casi medio millar de estudiantes. Con el objeto de valorar el posible ejercicio jurisdiccional para la protección de los alumnos que pudieran haberse visto perjudicados por el examen de química, la Fiscalía preguntó a la universidad si todos los ejercicios estaban dentro del temario de la asignatura o si hubo perjuicios académicos para los examinados por el error o los errores anunciados. Asimismo, se interesó por las soluciones propuestas por la universidad para evitar esos perjuicios.

La UPV/EHU explicó al fiscal que "se hizo una corrección del examen de química tanto en euskara como en castellano por un procedimiento doble. En el primer caso se analizó la nota obtenida en el conjunto del examen superando todas las preguntas sobre una nota de diez. Y por otro lado, se tomó en cuenta la nota obtenida en el examen excluyendo la pregunta mal enunciada sobre una nota de 7,5 y normalizada a diez. De las dos se ponía al alumno la nota que más le beneficiaba", afirma Gil. Respecto a si todas las preguntas estaban en el currículum, el vicerrector recuerda que la UPV/EHU encargó dos informes a distintos expertos y la conclusión de todos fue que el contenido del examen "se ajustaba plenamente" al currículum de la materia de Química de 2º de Bachillerato.

Siempre hay riesgo "A partir del informe de la universidad, el fiscal entendió que se habían salvaguardado los intereses de los alumnos y se archivó el caso. Y el Ararteko no prosiguió con su procedimiento después de escuchar las explicaciones de la universidad", asegura el vicerrector. "Fue una situación delicada porque afectó a mucha gente, se hicieron muchas consultas, se dieron todas las explicaciones y quedó resuelto", apunta Gil. En cualquier caso, dice, "la universidad sí que ha tomado medidas para evitar que se pueda dar este tipo de problemas".

La más importante es que "todos los exámenes serán revisados por personas diferentes a las que los han redactado", afirma Gil. Otro aspecto novedoso es que "los tribunales de la PAU recibirán el examen con una antelación de media hora para que puedan revisar -no hay tiempo para filtraciones- que el examen que les llega de imprenta no contiene errores, por ejemplo de simbología", apunta. "Si hubiese una filtración sería un escándalo", asegura el vicerrector. Y preguntado por si el nuevo protocolo evitará que se vuelvan a producir errores, Gil lo tiene claro: "Se minimiza, pero el riesgo de que haya errores siempre está ahí".