Vitoria. Era la primera vez que el alcalde de Vitoria, el popular Javier Maroto, visitaba Ramón Bajo. Tampoco su antecesor, Patxi Lazcoz, lo hizo durante la pasada legislatura en la que estalló la polémica en el colegio público del Casco Viejo. El primer edil dio la cara, pero lo hizo para comunicarles una noticia que ya sabían: que no podrán utilizar el Palacio Escoriaza-Esquível para trasladar sus aulas. "No hay dinero", insistió.
Sin embargo, el alcalde guarda una carta bajo la manga para compensar el disgusto. Hay una partida económica dirigida a la reactivación de la almendra medieval que podría encajar con las necesidades que tiene el centro educativo. El pasado viernes el concejal de Promoción Económica, Fernando Aránguiz, presente ayer también en la visita, anunciaba que había que gastar con cierta urgencia los fondos europeos incluidos dentro del proyecto Urban, pensado precisamente para recuperar la parte vieja, ya que de no hacerlo antes de diciembre de 2015 se podrían perder nada menos que diez millones de euros -sólo se han gastado tres-. Aunque en principio la reforma de Ramón Bajo no estaba contemplada en este programa, el Gobierno municipal está dispuesto a incluirla y eliminar otras actuaciones que podrían llevar más tiempo.
La intención del Gabinete de Maroto se limita, sin embargo, a hacer pequeñas reformas en el centro. Así se lo hizo saber ayer a la dirección como a los representantes de la Asociación de Padres y Madres que acompañaron al primer edil durante la visita. Ésa parece ser la última oferta del PP, por lo que los agentes implicados, entre ellos la Plataforma Auzoan Hazi, Hezi, Bizi, que reúne a vecinos y colectivos sociales del barrio, deberán estudiarla durante estos próximos días ya que el alcalde les ha citado para una nueva reunión este próximo viernes.
En un informe hecho público hace poco más de un mes tras la visita de los técnicos municipales al colegio, el Ayuntamiento calculaba en 820.000 euros la inversión necesaria para reformar Ramón Bajo. Las actuaciones contempladas pasaban por instalar un segundo ascensor, eliminar las humedades del edificio de Infantil y sustituir las ventanas. Concluía que las deficiencias encontradas eran "fácilmente subsanables" por lo que apostaba por intervenir en el centro, descartando así una reforma integral.
Las familias, por su parte, son conscientes de que las citadas actuaciones son necesarias, pero creen que la solución que propone el alcalde es provisional. "Lo que está claro es que el colegio necesita esos arreglos, pero no vamos a renunciar a Escoriaza", explicó ayer a este periódico Pepe Gil, un portavoz de la AMPA que ayer estuvo presente en la visita que hizo el primer edil a la escuela. A juicio de la asociación y de la Plataforma Auzoan Hazi, Hezi, Bizi, el colegio Ramón Bajo se ha quedado pequeño y obsoleto para seguir manteniendo su uso escolar.