Vitoria. En un contexto de recortes en casi todos los frentes, la inversión en vacunas para que el calendario de Osakidetza siga siendo una realidad supone una de las pocas excepciones a la regla. Al menos, en lo que respecta a Euskadi. El Departamento de Sanidad destinará a este capítulo 9,38 millones de euros durante el presente 2012, una cifra muy similar a la presupuestada en ejercicios anteriores, de los que 1,26 corresponden a Álava.

Apoyada en esta generosa partida, Osakidetza podrá sufragar los 13 antígenos que actualmente integran su calendario vacunal, una pauta que ha sufrido escasas variaciones en los últimos años y que fundamentalmente se centra en la edad infantil de los pacientes. El último elemento que recogió el calendario, no sin una importante polémica como telón de fondo por su alto coste y las sospechas sobre una supuesta falta de seguridad de la vacuna, fue la inmunización contra el virus del papiloma humano, el principal causante del cáncer de cérvix, entre las escolares de 13 años.

La vacunación, considerada por muchos científicos como la medida sanitaria de mayor impacto sobre la salud pública tras la potabilización de las aguas, supone un amplio círculo en el que los niños entran por primera vez con sólo un mes de vida con la inmunización contra la tuberculosis, una patología muy relacionada con las malas condiciones de vida y que todavía no ha sido erradicada en Europa.

Posteriormente, a los dos meses, llega el turno de la hepatitis B, la difteria, el tétanos, la tos ferina, la poliomelitis, el haemophilius tipo B y el meningococo C, siete vacunas que vuelven a administrarse a los cuatro meses salvo la última, que se repite a los doce junto con la triple vírica (sarampión, rubéola y parotiditis). Las vacunas vuelven a administrarse en distintas fases tanto a los 18 meses como a los cuatro y los seis años, mientras que los niños que todavía no hayan pasado la varicela son también vacunados de esta patología a los diez por recomendación del pediatra. El camino concluye a los trece años con tres dosis contra la hepatitis B para la población no vacunada, la ya citada del papilomavirus a las niñas y a los 16, con un recuerdo generalizado del tétanos, la difteria y la tos ferina.

Los últimos datos aportados por el Departamento de Sanidad hablan de que anualmente se incorporan al calendario vacunal vasco unos 20.000 recién nacidos. Entre los logros más importantes de los últimos años destacan la inexistencia de casos de difteria y poliomelitis salvaje en este comunicad, que está muy cerca de conseguirse la erradicación definitiva de sarampión a pesar de algún brote esporádico surgido o que hayan disminuido en un 85% los casos de hepatitis B. Las autoridades sanitarias, asimismo, se marcan varios retos de futuro como el desarrollo de una vacuna contra la varicela en recién nacidos, lo que prácticamente lograría hacer desaparecer esta enfermedad, o la creación de una vacuna frente al meningococo tipo B.

gripe y neumococo Pese a que el calendario vacunal está dirigido fundamentalmente a la población infantil y adolescente, existen dos claras excepciones en otras tantas inmunizaciones muy frecuentes entre las personas mayores y los enfermos crónicos: la gripe y el neumococo. Dos patologías de diferentes características que en estos grupos de población pueden ocasionar complicaciones muy graves y que se atajan también mediante sendas campañas de vacunación específicas.

La de la gripe suele arrancar anualmente en el mes de septiembre y se extiende durante cerca de dos meses. Dirigida a las personas mayores de 65 años, a los pacientes con patologías crónicas de cualquier edad y al personal sanitario, logra reducir drásticamente la cifra de contagios por una patología potencialmente peligrosa si afecta al organismo de personas inmunodeprimidas. Euskadi, a día de hoy, espera la irrupción de un virus que a diferencia de años anteriores ha esperado para manifestarse a bien entrado enero.

En cuanto al neumococo, se trata de una enfermedad ocasionada por una bacteria que puede afectar tanto a los pulmones como a la sangre e incluso ocasionar meningitis, con potenciales complicaciones graves cuando la sufren mayores de 65 años y enfermos crónicos. La vacuna protege contra 23 tipos de neumococos y las autoridades recomiendan administrársela tanto a los ancianos como a los crónicos a partir de los dos años.