vitoria. En pocas ocasiones se puede decir que las crisis tengan algo de positivo. Lo que sí es cierto es que tienden a sacar el instinto de supervivencia y de reinventarse ante el mal tiempo. Por ello, en un momento en el que el paro en Álava tortura a 24.000 personas son muchos los que se plantean explorar terrenos desconocidos. En este grupo se encuentran aquellos que desean darle una oportunidad al campo. No en vano, el 2012 puede convertirse en un ejercicio que dé un soplo de aire fresco a un sector que ha recibido pocas buenas nuevas en el año que acaba de concluir.
Así, al menos, lo permiten augurar los datos recogidos por la Diputación alavesa. Y es que, según el Departamento de Agricultura, los primeros sondeos permiten pensar que alrededor de 20 ó 30 proyectos serán presentados para sacar adelante una nueva explotación en el territorio. Aunque la experiencia demuestra que nunca todas las ideas son aprobadas, lo cierto es que muy probablemente, por lo menos, en torno a la mitad de ellas saldrán adelante.
Estos datos supondrían una importante mejora con respecto a los dos últimos ejercicios en los que el desánimo había cundido en el sector. Y es que el número de peticiones aprobadas para crear nuevas infraestructuras se quedó en apenas dos en 2010, mientras que el año pasado no mejoró demasiado quedándose en tan sólo cinco. Ya en 2009 esta tendencia descendente había comenzado a reflejarse con la reducción a la mitad, hasta los 11 proyectos, del espíritu emprendedor del sector.
Y es que 2007 y 2008 fueron los más optimistas para el campo alavés. En esos dos años, la Diputación dio el visto bueno a 27 y 24 solicitudes, respectivamente, para acometer nuevas instalaciones. Años de ilusión que podrían repetirse en esta campaña que comienza, si es que los primeros sondeos forales se certifican.
La falta de esperanza en los productores tradicionales ha llevado en gran medida a que el relevo generacional sea más bien escaso en los últimos años. En la mayoría de las explotaciones, de carácter familiar de forma general en el territorio, los hijos no continuarán con la actividad de sus progenitores en parte por la ausencia de vocación, en parte por el negro futuro que temen que se cierna sobre el sector. Y esta pescadilla que se muerde la cola está llevando a que cada vez sean menos los agricultores y ganaderos titulares de explotaciones en Álava. Esta realidad parece que podrá compensarse con la predisposición creada por la situación actual del mercado laboral debido a la crisis. La vuelta al campo parece ser la elección de más de uno como alternativa a una situación de empleo negativa. Ahora habrá que ver si las ideas son consistentes y encuentran un hueco en el panorama productivo para poder soportar una actividad paralizada.
De momento, la Diputación ya ha destinado un plan de ayudas a la modernización de dos millones de euros cuya convocatoria saldrá a mediados de febrero y que permitirá financiar parcialmente las infraestructuras de estos nuevos emprendedores.