vitoria. La Clínica Álava recibió el año nuevo con susto. Poco después de que sonaran las campanadas, comenzó a oler a quemado.El cuarto de almacén ubicado en la tercera planta del edificio estaba ardiendo. Al parecer, según los testimonios de los vecinos que se habían asomado a los balcones para disfrutar de la pirotecnia, la culpa la tuvo la desafortunada entrada en la habitación de un festivo cohete procedente de un inmueble próximo. La alegría se tornó en preocupación. Y el eco del reloj de la Plaza Mayor fue sustituido por la sirena de los Bomberos.

Varios dispositivos del Servicio de Extinción de Incendios de Vitoria se trasladaron rápidamente a la clínica, ubicada en el número 9 de la calle Salvatierrabide, para sofocar el fuego. No fue necesario el desalojo de los residentes, quienes se hospedan en la primera planta, pero aun así hubo que llamar a la ambulancia. Uno de los bomberos que había intervenido en la operación tuvo que ser trasladado al hospital de Txagorritxu al verse afectado por la humareda.

El suceso, por suerte, quedó en un susto. Uno de esos de los que dan mucho de qué hablar, a la espera del dictamen de los Bomberos sobre la causa del incendio. Ayer, los vecinos de la calle se preguntaban si no debería estar más controlada la venta y utilización de la pirotecnia doméstica. Y algunos consideraban que el Ayuntamiento debería haber cumplido la recomendación del Síndico de restringir el empleo de cohetes al breve lapso de tiempo comprendido entre las 00.00 y las 00.15 horas. Claro que en el caso de la Clínica Álava de nada habría servido la limitación, porque cuando se produjo el fuego en el almacén apenas había habido tiempo para tragar las doce uvas.

En el resto de Euskadi, los incidentes registrados durante la última noche del año también tuvieron que ver con el fuego. A las 21.05 horas, se declaró un incendio en una vivienda de un inmueble de la calle Txaramunto de Usurbil. Al parecer, una sartén inició las llamas que rápidamente afectaron a la campana extractora mientras una mujer cocinaba. La señora, asustada y con quemaduras leves en una mano, arrojó la sartén al balcón, con la mala suerte de hacer arder la ropa que estaba allí apilada. Más tarde, a la una de la madrugada, una patrulla de la Ertzaintza tuvo que acceder a una vivienda de San Sebastián después de que el balcón se incendiara. No había nadie en el interior del piso.