hace ya 22 años que un tratado internacional de las Naciones Unidas reconocía por primera vez que todas las personas menores de 18 años tienen derecho a ser protegidas, a desarrollarse y a participar activamente en la sociedad. Pese al documento, los niños y los adolescentes no siempre reciben el respeto que se merecen. Tan sólo basta con recordar que cada año mueren en todo el mundo más de nueve millones de pequeños por causas evitables, principalmente por malnutrición.

Sin embargo, el maltrato en la infancia no es sólo un problema de los países subdesarrollados. Lamentablemente en Euskadi se dan cada vez más casos, aunque normalmente pasan desapercibidos. "Por eso hay que tratar de concienciar a la gente para que cuando vea algo lo notifique a los servicios sociales", asegura Maite González, presidenta de la Asociación Vasca para la Ayuda a la Infancia Maltratada. El colectivo recuerda que la mayor parte de las vulneraciones no suelen ser físicas, también se dan por abandono o desatención, por abusos sexuales o por explotación laboral. "Se dan muchos casos por negligencia, como cuando ves a un niño en un bar a las dos de la mañana con sus padres, eso también puede ser maltrato", explica. La asociación fue una de las participantes en el XXII aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño que se celebró ayer en la plaza de Los Fueros, un evento que logró reunir a más de 9.000 personas y para el que se habían programado distintas actividades dirigidas a niños y adolescentes. Los pequeños participaron en talleres de globoflexia, de chapas, de pintura, asistieron a un espectáculo de magia y bailaron varias coreografías, siempre con el objetivo último de difundir los derechos que les corresponden por el simple hecho de ser menores.

El juego se convirtió, por lo tanto, en la principal herramienta para hacer llegar el mensaje a los gasteiztarras. Decenas de pequeños se afanaban en construir un gran puzzle que mostraba algunos de los artículos que contiene la convención, como "el derecho a la intimidad y a la protección, "o el derecho a que los padres y madres dispongan de seguridad social y de recursos necesarios para que sus hijos puedan desarrollarse o vivir".

Precisamente eso, recursos, era lo que demandaban ayer las familias numerosas a través de Hirukide, otra de las asociaciones que ayer decidió sumarse a esta fiesta. Denuncian que los recortes introducidos los últimos meses por las instituciones vascas y alavesas repercuten directamente en este colectivo. La eliminación de las ayudas que hasta ahora concedía la Diputación foral para comprar libros de texto puede ser un buen ejemplo de ello. "El papel de las familias numerosas en estos momentos es muy difícil, nos están recortando subvenciones por todos los lados, y sacar adelante a una familia así requiere dinero y tiempo", aseguraba Esther Navarro, directora adjunta de Hirukide. Por eso, en la mesa que la asociación colocó ayer dentro de la carpa de Los Fueros animaban a los niños a construir lo que llamaron molinillos de la ilusión. "Porque en los tiempos que corren, no podemos perder la ilusión", añadió Navarro.

En total, el Consistorio organizó para este día una treintena de actividades que se repartieron entre dos carpas, una haima y un escenario. Para concienciar a niños y adolescentes sobre sus propios derechos, como muestra significativa, los participantes recibieron una tarjeta con los artículos escritos, que los usuarios fueron sellando a medida que realizaban los talleres correspondientes a cada derecho.

Además, en esta edición, por primera vez, se habilitó una zona de juegos para los más pequeños, de cero a tres años, y otra para dejar los carritos. Por otro lado, el servicio de Infancia y Familia del Ayuntamiento de Vitoria también abrió un espacio para los adultos que acompañaban a los menores. Para ellos se habilitó una exposición de libros cedidos por las bibliotecas municipales sobre la temática de la infancia y las familias.

Este acto de conmemoración de este importante aniversario se viene organizando en Vitoria desde el 2001, dentro del programa municipal de participación Lagunkide. El citado programa trabaja con los niños y adolescentes de la ciudad la toma de conciencia de sus derechos, así como la comprensión de los mismos y de las responsabilidades que implican.