Vitoria. Mientras Grecia lucha por mantenerse en la eurozona, un minúsculo punto de la UE ha decidido por voluntad propia sacar de la oscuridad la moneda nacional. La emblemática calle Gorbea de Vitoria, la más comercial de toda la capital alavesa, celebra desde el pasado lunes la segunda edición de su campaña de compras en pesetas. No está siendo tan boyante como la primera, por ahora, pero aun así todos los días han desfilado retratos en papel de aventureros, santos y literatos españoles, y perfiles metalizados de reyes y dictadores. "Han pasado nueve años desde que la peseta pasó a mejor vida, pero hay más de 200.000 millones sin cambiar. Y damos fe de que algo de eso está en nuestra ciudad", asegura Víctor Manuel Ibáñez, propietario de la tienda textil que lleva su nombre en el número 34.
En esta primera semana, el trabajador mejor vestido de la calle Gorbea ha recaudado "entre 8.000 y 9.000 pesetas". Unas cuantas han llegado con la forma de los últimos billetes que el Banco de España puso en circulación, aquellos más pequeños que no llegan a arrancar sentimientos de nostalgia. Ibáñez los saca de un sobre y los enseña rápidamente, sin darles importancia. Las verdaderas reliquias las guarda en una caja aparte. Su tesoro. Muestra un billete de 1.000 pesetas de San Isidoro y otro de 100 de Gustavo Adolfo Bécquer, los dos de 1965. Luego se detiene en uno más grande de 5.000 de Carlos III, fechado en 1976. No se cansa de mirarlos. Y están nuevos, como si acabaran de salir de la fábrica. Seguramente han formado parte de una colección, hasta que su dueño determinó que el dinero se hizo para gastarlo.
"El año pasado había mujeres que venían con las monedas de sus maridos numismáticos en el estuche", recuerda Ibáñez, quien confía en que la campaña de compras en pesetas pegue un acelerón a partir del próximo lunes. ¿La razón? "Este fin de semana muchas personas harán la visita de rigor a sus padres o abuelos en la casa del pueblo y, probablemente, puedan hacer acopio de unos cuantos billetes y monedas. Las personas mayores siguen guardándolos". No se equivoca. Nerea, vecina de la zona, es una de las que piensa llevar esa teoría a la práctica. "Me acabo de enterar de la iniciativa y me parece estupendo todo lo que pueda suponer un impulso al comercio. Así que como mañana como con el suegro...". Espera convencerle para ahorrarse un dinerillo en la reparación de unos zapatos que llevan meses con las suelas a punto de agujero.
De conseguir la calderilla, Nerea pasará a formar parte de la lista de clientes del Remiendo Alavés que ya ha pagado los arreglos con la vieja moneda. "O al menos una parte, porque lo normal es que abonen el resto, lo que no les llega, con euros", explica el propietario del local y presidente de los comerciantes de Gorbea, José Antonio Landeras. Por ahora, ha recaudado 7.000 pesetas. "No está nada mal, aunque el año pasado la campaña empezó algo más fuerte y acabamos con 5 millones". Se dice pronto. "Supongo que la gente se está quedando sin pesetas, pero bueno, hay tiempo. Y, además, la iniciativa está teniendo una repercusión bárbara. La próxima semana vienen los de Televisión Española", presume el impulsor del proyecto, tras ofrecerse a sacarse una foto con unos viejos billetes en plena calle Gorbea.
"Qué bonita era la peseta", exclama un paseante al ver la estampa. "Más bonita que el euro", admite Landeras. "¿Y las cosas salen más baratas con la vieja moneda?", pregunta con sorna una clienta. Pues no. La vuelta al pasado sólo afecta a la divisa, pero los precios se quedan como están. "Y ese es el gran problema del euro. Menudo gol nos metió. Lo que valía 100 pesetas pasó a costar 166", lamenta Sergio. Aun así, este crítico economista no ha podido resistirse a la campaña. Con su billete verde, encontrado de casualidad en un cajón un día de limpieza en profundidad, paga un café en el Toba. "No está nada mal la opción de pagar así. La sensación es que te sale gratis", admite ante su taza humeante.
Mientras Sergio entra en calor, Anastasia despacha una compra en pesetas. Por ahora, esta trabajadora de Lilium Arte Floral ha ingresado 1.992, casi todas en monedas de 50 céntimos. Una muestra el perfil inconfundible de Francisco Franco. "La gente que ha pagado con la vieja moneda ha hecho compras sencillas: tierra, una plantita... La verdad es que los primeros días están siendo un poquito flojos, pero el año pasado sucedió parecido y al final fue un éxito", sostiene la joven. También Mari Jose, empleada de Slass Iluminación, cree que en dos o tres días las pesetas darán el golpe en la calle Gorbea. Así que, mientras tanto, disfruta de la normalidad: "En la primera edición me venía la gente con bolsas llenas de monedas. ¡No os imagináis todo lo que tuve que contar!".
Tras la campaña, que finaliza el día 30, Landeras llevará el dinero a la sede del Banco de España en Bilbao. "Allí lo cuentan y luego nos ingresan el dinero en una cuenta", explica Landeras. La confianza, en la calle Gorbea, es un valor en alza.