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Osakidetza carece de unidades para la atención de pacientes con fibromialgia

También falta un protocolo de actuación entre los médicos de atención primaria Casi el 80% de las personas que sufren estas patologías ha estado alguna vez de baja laboral debido a sus consecuencias

Vitoria. Euskadi carece de unidades de atención para enfermos de fibromialgia y síndrome de fatiga crónica. Esta situación contrasta con lo que ocurre en comunidades como Cataluña y Valencia, donde ya disponen de estos departamentos especializados en el conocido como síndrome de sensibilización central. Y lo que es peor, ambas patologías están infradiagnosticadas porque Osakidetza tampoco pone en marcha un protocolo de actuación para saber que los enfermos responden a síntomas como dolor generalizado, cansancio extremo e insomnio. La realidad demuestra que sus afectados pasan por un peregrinaje de pruebas, pese a que padecerlas "no es extraño" en la sociedad, como así lo asegura el doctor Clemente del Palacio Gil, quien ha participado en la elaboración de un DVD con el objetivo de explicar en seis minutos en qué consisten estas afecciones que sufren un 3% de la población.

"Son las enfermedades del siglo XXI porque con el estrés, con la contaminación y los accidentes de circulación, se agravan". De hecho, sólo en Álava, la Asociación de Fibromialgia y Síndrome de Fatiga Crónica (Asafima) cuenta con 260 socios. "Las edades más frecuentes están entre los 20 y 50 años. Y un 90% es mujer", aclara Del Palacio, quien matiza que ninguna de las citadas patologías se origina por una lesión o una patología, sino por "una alteración en el circuito de las neuronas".

La mejor receta para no deambular de una consulta a otra se podría hacer "con una analítica sencilla de exclusión de otras enfermedades y con un poco de tiempo para elaborar la historia clínica", según explica este experto. Pero además de ello, es preciso incorporar el enfoque biopsicosocial, porque si vivir con estos síntomas es duro, que las instituciones no los reconozcan, duele más. "Aquí primero manda al reumatólogo y éste remite a los afectados a Asafima, pero nosotros no podemos dar certificados para acreditar el grado de enfermedad que tienen", critica Begoña Dorronsoro, secretaria de esta agrupación. Esta imposibilidad complica el reconocimiento de la incapacidad laboral. Y eso que un 78,5% de las personas con fibromialgia han estado de baja por motivos de su enfermedad, según concluye un estudio de la Sociedad estatal de Reumatología, Episer. De ahí la necesidad del apoyo de familias, empresas y que las administraciones concernidas ofrezcan a estas personas una atención integral en los ámbitos sanitario y social. A la lista de tareas pendientes se suma la de invertir más en la investigación, en la formación de profesionales de la salud, tribunales de justicia y, en general, servicios públicos de atención directa.