Vitoria. La pesadilla de Aurelia se repite de nuevo este lunes. Ese día, a las 12.00 horas, esta anciana gasteiztarra se volverá a despertar con la misma angustia con la que se levantó el pasado 27 de julio, al saber que otra vez la Caja Vital tiene pensado subastar su piso. Aunque en aquel primer intento él procedimiento se aplazó por un "error procesal", dentro de seis días la entidad financiera intentará otra vez que alguien puje por esta vivienda de la calle Correría que sirvió de aval, junto a la de su vecino Manuel, para financiar las obras de una lonja en la que su hija y la pareja de ésta pretendían montar una panadería. Un proyecto que se torció porque el dueño anunció que vendería el local y los que iban a regentarlo se negaron a hacerlo durante el año y medio que tenían de margen. Desde entonces, Aurelia se quedó contra la espada y la pared. Afrontó sus deudas mediante los embargos parciales de 400 euros mensuales de su escasa pensión de 600 euros, aunque el resto de los 115.000 euros a pagar antes de 2016 continuó sin liquidarse.
Para evitar que esta señora se quede en la calle, miembros de Acampada Gasteiz han convocado para este jueves una rueda de prensa en la plaza de la Virgen Blanca a las 11.00 horas. La elección de este lugar no es casual ya que fue desde allí donde el pasado 27 de julio partió la manifestación hacia los juzgados de Vitoria bajo el lema Stop Desahucios. Y lo lograron. Al abandonar el Palacio de Justicia, Aurelia respiró mucho más tranquila tras conocer que el procedimiento se había pospuesto. El respaldo social acumulado a lo largo de toda esa mañana afloró en forma de lágrimas mientras aseguraba haberse sentido "muy arropada" por los amigos y miembros de la Acampada Gasteiz que la acompañaron durante toda esa amarga jornada. Un alivio que se debió a que los funcionarios de Primera Instancia constataron que la subasta quedaba pospuesta "porque faltaba algo". Un error procesal. Pero el movimiento de indignados lo achacó a la presión social y mediática que despertó el caso.
Piso tutelado Aurelia sólo tiene de plazo hasta 2016 para pagar los 115.000 euros del préstamo. En el caso de que la entidad financiera se quedase con la vivienda -valorada entre 40.000 y 50.000 euros- la mujer aún tendría que hacer frente a lo que quede de la deuda. "La Caja Vital ha dicho que va a intentar que a Aurelia le den un piso tutelado en algún sitio de Vitoria, pero, de momento, son sólo buenas intenciones", cuenta Edurne, portavoz de Acampada Gasteiz.
Para defenderse de las críticas cuando este drama salió a la luz, Caja Vital, alegó en su defensa que en los últimos seis años ha demostrado su capacidad para ponerse del lado de los desfavorecidos. Desde 2005 ofrece a los desempleados ampliar el plazo de sus créditos en función del sueldo de su paro.
El panorama para Manuel, el vecino que cedió las escrituras de su casa, es más halagüeño. "Él se quedaría en su casa, porque con la venta del piso de Aurelia ya bastaría".