mucho ha llovido desde aquel día de San Prudencio de hace 23 años. Entonces, lo que empezó como una transgresión a lo establecido y como un tanteo de un grupo de jóvenes para comprobar la reacción institucional, logró una continuidad que hoy nadie pone en duda, al menos, de manera oficial. Ni siquiera los responsables de la actual Administración municipal -en manos del PP, partido que cuestionó en su día el mantenimiento del recinto cultural autogestionado durante las dos legislaturas en la que Alfonso Alonso actuó como alcalde- se atreve a poner trabas.

Dicen los que se acuerdan de aquella jornada que todo empezó con una patada (literal y metafórica). Así nació el Gaztetxe de Vitoria en los locales de las antiguas cocheras del Obispado. Un grupo de jóvenes ocupó la casa de la colina. Abatieron la puerta para conformar una alternativa basada en la autogestión. Y lo que germinó como una aventura sin rumbo fijo se ha transformado en un elemento ineludible de la vida del Casco Viejo de la urbe gasteiztarra. De hecho, ya no se entendería la colina medieval sin la bandera pirata en lo más alto. Es todo un símbolo.

Aquel edificio llevaba muchos años abandonado y en la época en la que nació el Gaztetxe parte de la juventud reivindicaba sacar provecho de los solares sin función. Que el inmueble fuera propiedad de la Diócesis, lejos de ser un impedimento, fue un aliciente. No era un secreto (ni lo es en la actualidad) la actitud crítica con la jerarquía eclesiástica que mantiene parte de la sociedad gasteiztarra. Además, con la intervención y ocupación, los responsables de la misma pretendían poner a la Iglesia en la tesitura de demostrar si realmente estaban con los jóvenes y los olvidados o con sus intereses económicos.

La marcha de aquel 28 de abril empezó en el lugar donde aún hoy quedan cientos de vitorianos: en la esquina de la Kutxi. Se juntaron alrededor de 300 personas y subieron a la colina respetando una procesión marcada por la fiesta y la música. Tras entrar en el complejo, empezó el trabajo, tanto el físico -arreglo de las instalaciones y el tejado y limpeza general- como el intelectual -se convocó una asamblea permanente-.

trabajo social contra la droga Aquello reunió a miles de personas interesadas en dar contenidos, sentido y continuidad a un proyecto lleno de vida y de ambiciones sociales y culturales. Además, aquel interés masivo evitó el desalojo de la casa. Surgieron distintas concepciones en torno al Gaztetxe, que llegó a funcionar como vivienda provisional. Además, el recinto se convirtió en un foco cultural de primera dimensión por el que han pasado algunos de los grupos musicales más importantes de cada época, como Hertzainak, La Polla, Cicatriz, Kortatu, Potato...

Pero no sólo la música y la contestación han dado forma a la actitud del Gaztetxe. De hecho, los responsables del centro tuvieron que lidiar con situaciones dramáticas que amenazaban con acabar de cuajo con generaciones enteras de jóvenes gasteiztarras. De hecho, el centro tomó parte, junto a la asociación de vecinos, en la Coordinadora Contra la Droga del Casco Viejo para informar a la juventud y a los consumidores de los efectos perniciosos de los estupefacientes, especialmente, de la heroína, la asesina que dejó a barrios enteros de la capital sin jóvenes, ni futuro ni esperanzas.