Zigor Anguiano es un modisto muy especial. Sus modelos no han desfilado estos días por la Pasarela Cibeles, ni lo harán por Milán o Nueva York, pero sus trajes tienen la misma calidad de un Versace o un Balenciaga. Porque en el taller de Zigor también hay telas y maniquíes, pero hechos de otra pasta. O precisamente fabricados con pasta. La que él trabaja con mimo para poder vestir de forma única e irrepetible a cada uno de los libros que pasan por sus manos.

Así lo ratifica, al menos, el primer Premio a las Mejores Encuadernaciones Artísticas que el Ministerio de Cultura le ha otorgado este año por su modelo para el Paraíso Inhabitado de Ana María Matute y que le ha situado como el mejor modista de libros de este año. Un edén que este vitoriano supo captar como ningún otro en el diseño de la cubierta, a la que puso el lema de Nocturno. "Hay algunos que no me leo, pero éste sí lo hice, que es lo ideal para plasmar en la encuadernación su filosofía. En cuanto lo terminé sabía que quería usar la técnica del transfer, adaptada un poco a mi modo. Lo trabajé como si fuera un lienzo sobre la piel y, una vez terminado, cubrí el volumen. La historia es triste y, por ello, me transmitía como azul y negro. Así que puse el perfil nocturno de Madrid con unos toques de luces integrados en el título, porque los niños de la historia se sientan para ver la ciudad", recuerda.

Y al jurado le convenció. No sólo por la calidad técnica del trabajo sino por la originalidad misma del diseño. Y los 6.000 euros y el reconocimiento fueron a parar a sus manos. La noticia le llegaba este verano mientras estaba trabajando y reconoce que, de entrada, le impactó. "Estuve como media hora sin hacer caso a los de la oficina. Me presentaba porque, como ya me habían seleccionado otros años, sabía que tenía nivel para ello, pero luego que te den el premio...", explica aún emocionado. Y es que cada ejercicio un centenar de los mejores encuadernadores de todo el país se presentan a este concurso para dar forma a un libro en concreto: el que gana el Premio Cervantes durante esa edición.

Porque, aunque la belleza está en el interior, si viene acompañada de una maravillosa cubierta, el resultado multiplica su interés. Y Zigor ha decidido convertir este oficio en un arte. Su tesón ha sido recompensado y le ha hecho pasar a formar parte de los fondos de libros valiosos de la Biblioteca Nacional. Aunque esto implique separarse de su mejor creación, o al menos la más reconocida, hasta la fecha. "Me da pena no poder volver a tenerla en la mano otra vez para verla, porque ahora va a una exposición que se hace con los premiados y seleccionados y luego se queda allí", lamenta asumiendo que su último contacto con su joya será el próximo octubre, cuando la selección será exhibida por el Ministerio en el próximo Líber, momento en el que también se entregarán los galardones a los ganadores. Pero tiene claro que no lo repetirá. "No lo vuelvo a hacer porque no me va a salir bien y me voy a enfadar", reconoce medio en broma medio en serio.

cuestión de piel Y es que para Zigor cada obra es irrepetible porque "la piel se comporta de forma diferente". De hecho, en un primer momento desechó la de la encuadernación con la que ha obtenido el premio para repetirla sin obtener un mejor resultado.

Este perfeccionismo unido a grandes dosis de paciencia y mucha originalidad son las que han convertido a este diseñador alavés en el rey de la disciplina en el Estado. Unas facultades que, según reconoce, lleva en la sangre. Porque su abuelo y su tío abuelo se dedicaron a la encuadernación de manera profesional en Fournier. De hecho, este último fue el primer profesor de la Escuela de Artes y Oficios y el maestro de la que hace diez años comenzara a ser su instructora en el mismo centro. "Antes era más oficio que arte y producían a otro ritmo. Ellos hacían en una semana lo que a mí me cuesta un mes. Aunque la calidad se nota, claro", apunta admitiendo que desde que cuenta con su taller en casa el tiempo de elaboración y la calidad de sus trabajos han mejorado.

Este artista gasteiztarra se apuntó "para ocupar el tiempo" y se ha convertido en un modisto de lujo para los libros. Con este premio a las Mejores Encuadernaciones Artísticas, que viene a ser como el galardón nacional de la disciplina, se saca la espinita que tenía clavada desde hace cinco años, cuando empezó a presentarse en esta competición. "Veo los primeros trabajos y entiendo que entonces no me seleccionaran, pero que no escogieran el de Últimas tardes con Teresa, que tenía mucho curro, me molestó especialmente y de ahí que me empeñara", recuerda. Gracias a ese tesón, Zigor Anguiano ha pasado de ser un modisto revelación a convertirse en uno de firma. Su rúbrica, a partir de ahora, habitará el Paraíso de los libros jamás olvidados.