vitoria. Un curso escolar que está a punto de comenzar y una incógnita sin resolver. Las familias alavesas no saben aún si podrán disponer este año de las ayudas a los libros de texto, una fórmula que sólo se mantiene en este territorio y que contribuye a que la cuesta de septiembre resulte más llevadera. A la Diputación no le salen las cuentas y es probable que el tijeretazo que aplique a sus gastos acabe con este tipo de subvenciones.

"La situación es delicada y no sabemos lo que va a pasar", se limitan a explicar fuentes del Gobierno foral, que insisten en que las ayudas se mantendrán o no en función de la disponibilidad presupuestaria. Una disponibilidad que, por otra parte, no parece posible después de que ayer el propio diputado foral de Hacienda, Jesús Zurita, denunciara que tras el traspaso de poderes se han encontrado con un agujero económico de 40 millones de euros.

La realidad es que a día de hoy aún no se ha resuelto la convocatoria anual de subvenciones, que suele realizarse por estas fechas. Habitualmente el plazo para solicitar el dinero para pagar los manuales escolares arranca la primera semana de septiembre, y de momento en la Diputación alavesa es prácticamente nula la información que ha trascendido al respecto.

De confirmarse lo que las asociaciones de padres ya dan por hecho, es decir, que el Gobierno foral dará por finiquitada esta línea de ayudas, las familias alavesas se quedarían sin su principal fuente de financiación a comienzos de curso. Primero fue el alcalde de Vitoria, Javier Maroto, quien anunció el pasado mes de julio fuertes recortes en el área de Educación, empezando por la retirada de los 900.000 euros destinados a facilitar la adquisición de libros de texto. A juicio del PP, se trata de una subvención cuya competencia corresponde "en exclusiva" el Gobierno Vasco, que dispone de su propia línea de ayudas, basadas en la reutilización de los manuales.

El Consistorio gasteiztarra colaboraba hasta ahora con la Diputación aportando esta cantidad de dinero para la concesión de ayudas, pero ahora la institución foral tendrá difícil llegar hasta los dos millones de euros que necesita para que todas las familias que lo soliciten puedan pagar los libros que les encargan los centros educativos.

Hasta este año, los hogares alaveses recibían por cada estudiante entre 50 y 140 euros, en función del curso en el que estuvieran matriculados. La única condición era estar empadronado en el territorio histórico de Álava o en Trebiño y tener un hijo que estuviera cursando segundo ciclo de Infantil, Primaria o ESO. Además, en el caso de aquéllos que se hubieran acogido al programa de uso solidario de libros de texto que arbitra el Gobierno Vasco, la Diputación también se hacía cargo de los 25 euros que las familias deben abonar en concepto de canon de buen uso.

La línea de ayudas contaba con el beneplácito no sólo de los padres, sino también de los propios libreros, ya que a diferencia del sistema de préstamo promovido por el Departamento vasco de Educación, mediante esta fórmula sí se garantiza la compra anual de los libros.