BILBAO. Una tesis doctoral defendida en la Universidad del País Vasco defiende que Euskadi ha sufrido una mutación de su estructura social desde que comenzó a alejarse de los valores de la cultura industrial, con un aumento del individualismo y una "paulatina desintegración de su singularidad política y sociocultural".
Auxkin Galarraga, sociólogo de la Universidad pública vasca, ha escrito una tesis titulada "Procesos inconclusos: la industria y el conocimiento en la C.A. del País Vasco", en la que ha defendido que esta comunidad "está ya lejos del carácter industrial que la marcó, pero no ha llegado a alcanzar la ansiada meta de la sociedad del conocimiento".
Según esta tesis, con el alejamiento de la cultura industrial "características como la fuerte vinculación a una comunidad, la dedicación, el ahorro o la perspectiva del largo plazo han cedido frente a un estilo de vida basado en el individualismo, el ocio, el consumo y el corto plazo y, con ello, en la incertidumbre y el riesgo".
El autor ha reconocido que los pasos dados por Euskadi hacia la sociedad del conocimiento han propiciado la consecución de una elevada calidad de vida y lo han llevado a alcanzar el nivel del resto de comunidades modernas.
Sin embargo, ha matizado el sociólogo, "esta homogeneización ha supuesto, a su vez, una paulatina desintegración de su singularidad política y sociocultural; la relación de los vascos con sus instituciones sociales ha cambiado".
El investigador ha advertido de que "faltan referentes que cohesionen esta nueva sociedad. Los elementos que cumplían dicha función no han tenido relevo y, como consecuencia de ello, el individualismo aumenta y el capital social se deteriora".
El autor también ha defendido que la transición de la cultura industrial a una sociedad del conocimiento no se ha completado, de manera que ésta sigue siendo una asignatura pendiente para la comunidad autónoma vasca.
Según el autor, Euskadi tiene varias limitaciones que debe solventar para alcanzar una sociedad del conocimiento completa.
Uno de los problemas -ha especificado- es el control excesivo por parte de las autoridades: las instituciones vascas han gozado de una gran autonomía para planificar la reconfiguración de las tres últimas décadas y han sido el principal mecanismo en el desarrollo de nuevos sectores.
Sin embargo, Galarraga ha explicado que la sobreprotección "frena la capacidad innovadora y creativa por la que se rigen las sociedades del conocimiento".
Además, ha incidido en las limitaciones para acceder al sistema de oportunidades. Según el autor, solo un tercio de la población activa puede participar realmente en el desarrollo de la economía del conocimiento, debido al gran desajuste que hay entre la oferta y la demanda.