vitoria. El obispo de Vitoria, Miguel Asurmendi, afirmó ayer que "evangelizar es la gran tarea de la Iglesia para que la sociedad y el mundo occidental europeo no se conviertan en un infierno por haber desterrado a Dios". El prelado presidió la misa pontifical en honor a la Virgen Blanca celebrada en la iglesia de San Miguel de Vitoria, que contó con la presencia de dirigentes institucionales como el alcalde de la capital alavesa, Javier Maroto, y el diputado general de Álava, Javier de Andrés.

Asurmendi dedicó parte de su homilía al encuentro que se celebrará del 16 al 21 de agosto en Madrid con motivo de la celebración de las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) en la que "cientos de miles de jóvenes de los cinco continentes del mundo se encontrarán con Benedicto XVI para dejarse iluminar por su palabra y testimonio". Según explicó, la convocatoria realizada por el papa está abierta a todos los jóvenes del mundo "tanto los que comparten la fe como los que dudan o no creen", para que "puedan vivir esta experiencia que puede ser decisiva para la vida". En este sentido, hizo referencia a una carta del sumo pontífice en la que defiende que "es un contrasentido pretender eliminar a Dios para que el hombre viva" y donde lamenta que en la cultura actual, especialmente en el Occidente europeo, "se tienda a excluir a Dios", lo que supone "una cierta amnesia y un verdadero rechazo del cristianismo y negación del tesoro de la fe recibida".

"El mundo sin Dios se convierte en un infierno donde prevalece el egoísmo, las divisiones en las familias, en odio entre las personas y los pueblos, y la falta de amor, alegría y esperanza", resaltó.